El nuevo super proyectil de la OTAN: La artillería Ramjet puede atacar a 150 km con una precisión milimétrica

El gigante estadounidense de la defensa Boeing y la empresa noruega Nammo han desarrollado y probado conjuntamente una nueva generación de proyectiles de artillería guiados -denominada «Ramjet 155»- para su uso en ataques de precisión a larga distancia.

El sistema, desarrollado bajo contrato con el Ejército de Estados Unidos, cuenta con un motor a reacción de combustible sólido que le permite alcanzar objetivos a distancias hasta ahora inalcanzables para los sistemas de artillería convencionales.

Según ArmyInform y analistas de defensa ucranianos citados por Defense Express, el proyecto ha estado en desarrollo desde 2018 como parte de la iniciativa Extended Range Artillery Munition Suite (ERAMS) del Ejército de los Estados Unidos.

En 2019, el equipo industrial de Boeing recibió un contrato inicial bajo el programa Advanced Technology Suite Artillery Munition Suite (ATSAMS), seguido de un contrato de I+D de segunda fase en 2020.

¿Qué es el «Nammo»? El Ramjet 155, también conocido por Nammo como IM HE-ExR (Munición Insensible - Alto Explosivo - Alcance Extremo), está diseñado para ser compatible con los sistemas de artillería de 155 mm estándar de la OTAN, incluidas las longitudes de cañón L39, L52 y L58.

Equipado con un sistema de guiado integrado y una unidad de propulsión ramjet que se activa tras el disparo, el proyectil es capaz de mantener una alta velocidad a distancias extremas de hasta 150 kilómetros, según Army Recognition, que examinó el sistema durante la exposición de defensa FEINDEF 2025 en Madrid.

Las visualizaciones de Nammo en FEINDEF ilustraron posibles escenarios de uso en todo el teatro de operaciones septentrional, incluidas partes de Laponia, el norte de Finlandia y las zonas fronterizas con Rusia.

Un mapa de ataque simulado mostraba la capacidad del proyectil para efectuar disparos de precisión a una distancia de 90 kilómetros y atacar objetivos móviles en tierra y mar, con datos de puntería proporcionados potencialmente por plataformas como el F-35.

El proyectil cuenta con una toma de aire frontal que alberga un cuerpo central en forma de huso para el flujo de aire, aletas estabilizadoras desplegables y una tobera en popa para la propulsión. A diferencia de la artillería tradicional asistida por cohetes, el Ramjet 155 funciona con un motor de respiración de aire a escala real, que ofrece una mayor duración del empuje y un mayor alcance sin sacrificar la compatibilidad con las plataformas de lanzamiento de artillería estándar.

A pesar de su configuración única, el proyectil incorpora un sistema de guiado, superficies de control y una ojiva. Aunque el tamaño de la carga explosiva puede ser inferior al de los proyectiles de artillería convencionales, se espera que su precisión guiada compense esta desventaja, permitiendo ataques de precisión a distancias cortas y minimizando la exposición al fuego de contrabatería.

Ya se han realizado disparos de prueba en el campo de tiro de Andøya (Noruega), que han demostrado las prestaciones aerodinámicas y de propulsión del proyectil. Según Boeing, el Ramjet 155 representa un elemento clave para ampliar la futura capacidad de fuego de largo alcance del Ejército.

Otras empresas también participan en el programa ERAMS. Raytheon, BAE Systems y la organización de investigación holandesa TNO están desarrollando conjuntamente el XM1155-SC, un proyectil guiado alternativo de alto calibre y alta velocidad. Las pruebas de esta munición están previstas para finales de este año.

Ambos proyectos reflejan el creciente interés por ampliar el alcance y la precisión de la artillería convencional, ya que las fuerzas armadas buscan nuevas formas de atacar objetivos a distancia reduciendo al mismo tiempo la vulnerabilidad en el campo de batalla moderno.

Anteriormente, el Pentágono estableció el objetivo de producir 100.000 proyectiles de artillería de 155 mm al mes para octubre de 2025, pero la producción actual se mantiene en 40.000, según Defense One. A pesar de los retrasos, las fábricas estadounidenses han triplicado la producción desde 2022, con una mayor expansión en curso para satisfacer la creciente demanda impulsada por la guerra en Ucrania.