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El Reino Unido sospecha que los yates de los oligarcas rusos se utilizaron para espionaje marítimo

El ejército británico ha descubierto dispositivos de sensores rusos en las aguas que rodean el Reino Unido, lo que hace temer posibles intentos de Moscú de vigilar la flota de submarinos nucleares del Reino Unido y sabotear infraestructuras submarinas críticas, según una investigación realizada por The Sunday Times el 5 de abril.
Se cree que los sensores, algunos de los cuales fueron encontrados en tierra y otros localizados por buques cazaminas de la Royal Navy, se desplegaron para rastrear los movimientos de los cuatro submarinos británicos de la clase Vanguard, que transportan cabezas nucleares y forman la columna vertebral de la disuasión nuclear continua en el mar del Reino Unido.
Estos hallazgos, según el informe, no se habían hecho públicos anteriormente y se consideran una amenaza potencial para la seguridad nacional.
Además de los sensores, el informe revela que ya en 2020 se detectaron vehículos submarinos no tripulados (UUV) de origen ruso cerca de cables de comunicación submarinos clave.
Estos drones de aguas profundas, capaces de operar durante días y cubrir cientos de millas, aparecieron en las proximidades de infraestructuras vitales sin ningún buque de apoyo cercano, lo que sugiere misiones autónomas de largo alcance.
El Ministerio de Defensa británico estimó con un alto grado de certeza que estos drones pretendían atacar o intervenir las líneas de comunicación, aunque no hay pruebas que sugieran que se hayan infligido daños con éxito.
Como señala The Sunday Times, los esfuerzos de vigilancia del Reino Unido se han ampliado en los últimos años, incluido el despliegue del RFA Proteus, un buque de vigilancia en alta mar que entrará en servicio en 2023.
El buque, construido originalmente como buque noruego de apoyo en alta mar, está ahora equipado para contrarrestar amenazas submarinas, trabajando en conjunción con unidades navales de buceo y caza de minas.
Según el informe, la Royal Navy también ha documentado preocupaciones sobre el uso de superyates propiedad de oligarcas rusos.
Tres fuentes de defensa de alto nivel dijeron a The Sunday Times que, incluso antes de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022, la inteligencia británica tenía pruebas creíbles que sugerían que estas embarcaciones privadas podrían haber sido utilizadas para llevar a cabo reconocimientos submarinos cerca del Reino Unido.
Según se informa, el diseño de ciertos yates incluye características como piscinas lunares, que permiten el despliegue y la recuperación discreta de equipos de aguas profundas.
Se cita un incidente concreto ocurrido en 2018, cuando el buque de asalto anfibio HMS Albion de la Royal Navy abandonó un puerto chipriota después de que un gran superyate de propiedad rusa atracara en las inmediaciones. La tripulación del buque sospechaba que estaba bajo observación.
El contexto más amplio, según la investigación, es que Rusia ha estado participando en una guerra «greyzone»—operaciones que se sitúan por debajo del umbral de la guerra armada convencional—dirigida contra oleoductos energéticos, cables de Internet y comunicaciones militares a través de aguas europeas.
Altos funcionarios de defensa británicos comparan la actual contienda tecnológica con la carrera espacial de la época de la Guerra Fría, destacando la magnitud de las amenazas submarinas.
El informe también menciona el papel de la Dirección Principal de Investigación en Aguas Profundas (GUGI) de la Armada rusa, que opera submarinos y buques especializados, entre ellos el Yantar, un buque espía equipado con UUV y minisubmarinos capaces de cartografiar, intervenir o dañar infraestructuras submarinas.
En respuesta a las crecientes amenazas, el gobierno británico está estudiando cambios legislativos para exigir a las empresas privadas de tecnología y energía que contribuyan a la defensa de las infraestructuras submarinas.
En el marco de una revisión estratégica más amplia de la defensa, iniciativas como el Proyecto Cetus y Atlantic Bastion pretenden mejorar la capacidad del Reino Unido para detectar y contrarrestar las amenazas submarinas mediante plataformas autónomas y una mayor capacidad de vigilancia.
Además, el Reino Unido colabora con los Estados nórdicos y bálticos en el marco de la iniciativa Nordic Warden, que utiliza IA para vigilar presuntas actividades marítimas rusas, especialmente en el mar Báltico.
Según el informe, al menos 11 cables submarinos de Internet han resultado dañados en la región en los últimos 15 meses, y se cree que algunos han sido blanco de buques que arrastraban anclas deliberadamente.
Como señala The Sunday Times, las autoridades británicas están debatiendo abiertamente la posibilidad de reintroducir minas marinas para defenderse de las incursiones, aunque no se ha hecho ninguna propuesta formal.
Con el aumento de los presupuestos de defensa y la ampliación de la cooperación con aliados como Noruega, el Reino Unido parece estar preparándose para una respuesta a largo plazo a lo que considera amenazas submarinas persistentes y cada vez mayores.
Según el Ministerio de Defensa, el Reino Unido mantiene su compromiso de proteger sus infraestructuras críticas. «Nuestra disuasión nuclear continua en el mar sigue patrullando los océanos del mundo sin ser detectada, como lo ha hecho durante 56 años», declaró un portavoz.
El Ministerio añadió que está trabajando junto con los aliados de la OTAN y de la Fuerza Expedicionaria Conjunta para garantizar que los buques y aviones rusos no puedan operar sin ser observados cerca del territorio del Reino Unido o de sus aliados.
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