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Grupo ruso Wagner habría cometido ejecuciones y actos de canibalismo en África
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![Photo of Jamal Marcelin]( "Photo of Jamal Marcelin")
![Photo of Roman Kohanets]( "Photo of Roman Kohanets")
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Un informe jurídico confidencial presentado ante la Corte Penal Internacional alega que el Grupo Wagner, vinculado a Rusia, cometió torturas, mutilaciones, ejecuciones extrajudiciales y actos de canibalismo durante operaciones en Malí, Burkina Faso y otros países de África Occidental, como informó The Associated Press el 22 de junio.
El escrito, visto en exclusiva por The Associated Press, detalla una campaña de brutalidad por parte de los mercenarios de Wagner, que incluye palizas, mutilaciones con machetes, ejecuciones sumarias y casos de canibalismo. En él se pide a la CPI que investigue no sólo a las personas vinculadas a Wagner, sino también a los gobiernos de Malí y Rusia, cuyo consentimiento permitió las acciones del grupo en el Sahel.
Los investigadores destacaron un canal privado de Telegram de pago en el que aparecen vídeos de hombres uniformados desmembrando cadáveres de presuntos civiles, arrancando órganos a hachazos y posando con miembros amputados. En una grabación, un combatiente declara: «Estoy a punto de comerme el hígado de alguien», mientras que otro dice: «Estoy intentando extirparle el corazón». En imágenes de Burkina Faso, un hombre baila con un miembro amputado antes de morderlo, y en otro clip un soldado corta carne y proclama: «Es una carne muy buena».
El escrito sostiene que la difusión de estas imágenes grotescas puede constituir en sí misma un crimen de guerra en virtud de la prohibición de tratos humillantes y degradantes del Estatuto de Roma. Los juristas sostienen que aprovechar las redes sociales para difundir atrocidades representa una nueva forma de delito que la CPI debe abordar.
Los analistas advierten de que la adopción de Wagner por varios gobiernos del Sahel ha coincidido con un aumento de la violencia y los abusos contra los derechos humanos. Los observadores afirman que las redes sociales ofrecen una ventana poco frecuente a zonas de conflicto remotas, sacando a la luz tácticas de deshumanización y pruebas que podrían sustentar futuros enjuiciamientos.
Anteriormente, hubo denuncias detalladas de que el ejército de Malí y mercenarios de Wagner en la región de Kidal ejecutaron a civiles, dejando fosas comunes y testigos presenciales que relataban fusilamientos sumarios y desapariciones forzadas. Grupos de derechos humanos e investigadores documentaron las espeluznantes secuelas de las operaciones conjuntas entre las fuerzas malienses y los combatientes de Wagner en aldeas remotas, renovando las peticiones de rendición de cuentas por los abusos cometidos en las aldeas remotas de África.
