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La guerra de Rusia contra los niños: Los ucranianos secuestrados ahora son obligados a luchar en el ejército de Putin

Rusia ha comenzado a reclutar a niños ucranianos -muchos de ellos secuestrados en territorios ocupados- para su ejército una vez que cumplen 18 años, según funcionarios ucranianos. Esta revelación significa la guerra estratégica y psicológica de Rusia contra Ucrania, con miles de menores potencialmente secuestrados que ahora se utilizan para reforzar los esfuerzos militares de Moscú, como se informó el 24 de julio.
Desde 2014, unos 35.000 niños han sido secuestrados en los territorios ocupados del este de Ucrania. Estos niños fueron secuestrados a menudo a punta de pistola, inicialmente de orfanatos y más tarde directamente de sus familias. El programa ha crecido considerablemente desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022, afirma The Times.
Ahora, según Andriy Yermak, jefe de gabinete del presidente Zelenskyy, las autoridades ucranianas han reunido pruebas fehacientes que demuestran que estos niños secuestrados, al cumplir los 18 años, están siendo reclutados en batallones rusos.
"El objetivo de Putin es que no quiere que Ucrania exista. Los rusos quieren destruir a la nueva generación de ucranianos, y están construyendo nuevos soldados contra el país en el que nacieron. Es terrible", dijo Yermak en una entrevista.
Estos adolescentes secuestrados, una vez reclutados, se enfrentan a un futuro sombrío. Tras recibir una educación limitada en los campos de reeducación rusos, se someten a entrenamiento militar en escuelas de combate, incluidos programas de cadetes diseñados para prepararlos para el servicio activo.
Según funcionarios ucranianos, este programa tiene dos objetivos para Rusia: resolver su crisis de mano de obra militar y utilizar a los niños secuestrados como herramienta de guerra psicológica contra el pueblo ucraniano.
Los secuestros y el reclutamiento forzoso constituyen una clara violación del derecho internacional y de los Convenios de Ginebra, que protegen a los niños en los conflictos armados. La situación es tan grave que dio lugar a una orden de detención contra Vladimir Putin por parte de la Corte Penal Internacional en 2023 por crímenes de guerra, y la comisaria presidencial rusa para los Derechos de la Infancia, Maria Lvova-Belova, también se enfrenta a cargos por su papel en el programa.
En una emotiva petición, el Presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, ha prometido hacer de la devolución de todos los niños secuestrados una línea roja en cualquier negociación de paz, señalando la severidad con la que Ucrania ve estas acciones.
"No olvidaremos a estos niños. Son nuestro futuro", subrayó Zelenskyy.
Las autoridades ucranianas colaboran con organizaciones internacionales como el Laboratorio de Investigación Humanitaria de Yale, que está recopilando pruebas documentales sobre las prácticas rusas de secuestro y reclutamiento de niños. Nathaniel Raymond, director ejecutivo del laboratorio, describió el carácter sistemático del programa, calificándolo de “probablemente el mayor secuestro de niños en guerra desde la Segunda Guerra Mundial”.
Uno de los niños secuestrados, Vlad Rudenko, de 19 años, que fue raptado en octubre de 2022, compartió su desgarradora experiencia.
“Nos hacían cantar el himno ruso todas las mañanas, luego entrenamiento físico -saltos, sentadillas, correr, gatear- y también aprendimos a disparar”, recuerda.
"Tuve suerte porque al final me rescataron. Pero algunos de mis compañeros luchan ahora contra su propia gente", concluyó Rudenko.
A la luz de estas atrocidades, el gobierno ucraniano lanzó la campaña «Bring Kids Back» para concienciar al mundo y solicitar apoyo internacional. La campaña se ha convertido en un punto central en los esfuerzos de Ucrania por impulsar la justicia y llamar la atención sobre la violación de los derechos de los niños por parte del Estado ruso.
Las autoridades ucranianas también han rechazado la oferta de Rusia de intercambiar a los niños secuestrados por prisioneros de guerra rusos, calificándola de peligroso precedente que convertiría a los niños en rehenes.
"No estoy seguro de que los europeos y los estadounidenses comprendan la verdadera naturaleza de lo que está ocurriendo aquí. Se trata de una red sistemática e industrializada de tráfico de niños, un renacimiento del programa pionero de Stalin", advirtió Nathaniel Raymond.
Anteriormente, se informó de que una red patrocinada por el Estado canaliza a cientos de miles de escolares rusos hacia programas de desarrollo de drones que, en última instancia, alimentan las fuerzas militares de vehículos aéreos no tripulados.


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