Un enorme derrame de petróleo ruso se extiende por el mar Negro y amenaza la costa de Crimea

Según informes de los medios de comunicación rusos y datos satelitales, se ha producido un importante derrame de petróleo cerca del puerto ruso de Novorossiysk, y una mancha de productos petrolíferos se está desplazando hacia la península de Crimea, actualmente ocupada.

El incidente tuvo lugar el 29 de agosto durante las operaciones de carga de un buque cisterna en la terminal marítima del Consorcio del Oleoducto del Caspio (CPC). Tras la fuga, el CPC suspendió las operaciones en una de sus tres unidades de amarre remotas.

Las estimaciones iniciales basadas en imágenes satelitales del 30 de agosto sugerían un área de derrame de aproximadamente 75 kilómetros cuadrados y un volumen de descarga de 4 a 5 toneladas.

Sin embargo, las evaluaciones actualizadas indican ahora que la mancha ha crecido hasta alcanzar unos 350 kilómetros cuadrados, con un volumen mínimo estimado que supera las 10 toneladas.

Según Sergey Stanichny, especialista en teledetección que trabaja con el Servicio de Rescate Marítimo de Rusia, la contaminación se concentra actualmente al oeste de la ciudad turística de Anapa, en el Krai de Krasnodar.

Los expertos prevén la posibilidad de que los residuos de productos petrolíferos lleguen a la costa al norte de Anapa. La mayor parte de la mancha se desplaza al sur del estrecho de Kerch en dirección a Crimea.

Las cifras actualizadas marcan un aumento sustancial del impacto ambiental estimado del derrame, aunque las autoridades rusas no han publicado planes detallados de mitigación o contención. El monitoreo por satélite continúa siguiendo el movimiento de la mancha a través del noreste del mar Negro.

Anteriormente, el 15 de diciembre, una colisión entre dos petroleros rusos en el estrecho de Kerch provocó un derrame de aproximadamente 4000 toneladas de fuelóleo, lo que desencadenó una crisis ecológica a lo largo de la costa del mar Negro.

El incidente provocó una contaminación generalizada desde Crimea hasta Georgia, con daños continuos a la vida marina, incluidos delfines y aves marinas en peligro de extinción. Las labores de limpieza se han visto obstaculizadas por las tormentas y han sido criticadas por voluntarios locales y grupos ecologistas por considerarlas insuficientes.

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