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Una investigación revela cómo Rusia está colonizando África con armas, oro y Dios
Rusia ha ampliado su influencia en África Central y Occidental mediante una combinación de presencia militar, extracción económica e infiltración cultural. Desde 2018, los mercenarios del Grupo Wagner han desempeñado un papel central en asegurar los intereses rusos en la República Centroafricana, a menudo por medios violentos.
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![Photo of Jamal Marcelin]( "Photo of Jamal Marcelin")
![Photo of Ivan Khomenko]( "Photo of Ivan Khomenko")
La llegada de las fuerzas de Wagner a la República Centroafricana (RCA) provocó un temor generalizado entre las mujeres locales, muchas de las cuales dejaron de trabajar en los campos agrícolas debido al riesgo de violencia sexual, según informó Ukrainska Pravda el 22 de abril.
Un informe citado por el medio destaca que entre 2018 y mediados de 2022, cientos de mineros artesanales de oro y diamantes fueron asesinados por personal de Wagner, despejando el camino para que las empresas controladas por Rusia dominen el sector extractivo.
Las empresas vinculadas al Grupo Wagner -incluidas Diamville, Lobaye Invest Sarlu y Midas Resources- se aseguraron el control de las operaciones mineras a cambio de apoyo militar al gobierno de la RCA.
Estas empresas, sometidas a diversas sanciones de Estados Unidos, la UE, Canadá y Ucrania, operan ahora con escasa supervisión, extrayendo importantes recursos que financian al Estado ruso y su guerra contra Ucrania.
Según el informe, los mercenarios de Wagner hacen un uso indiscriminado de la fuerza para mantener el control, lo que incluye disparar contra civiles cerca de las zonas mineras.
Los testimonios procedentes de las regiones afectadas describen la vigilancia desde helicópteros y los asaltos terrestres que no distinguen entre mineros, rebeldes o civiles, con el resultado de víctimas, incluidos menores implicados en operaciones mineras familiares.
Organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras documentaron 19.500 casos de violencia sexual atribuidos a combatientes wagner y fuerzas locales aliadas entre 2018 y 2022. El informe subraya que la violación se está utilizando como método de guerra, citando ataques en espacios civiles, incluidas las salas de maternidad.
Más allá del campo de batalla, la estrategia de Rusia incluye la expansión religiosa y cultural. Según Ukrainska Pravda, la primera iglesia ortodoxa rusa bajo el Patriarcado de Moscú se inauguró en la RCA en 2022. Ahora opera como parte de un exarcado patriarcal más amplio que abarca todo el continente, con más de 350 iglesias abiertas en África en solo tres años.
Estas iglesias funcionan como instrumentos de poder blando, promoviendo la lengua y la cultura rusas al tiempo que distribuyen ayuda humanitaria. Moscú también ha puesto en marcha iniciativas educativas, como escuelas para huérfanos en las que los alumnos estudian ruso y adoptan las tradiciones ortodoxas rusas.
En 2023 se creó una red de medios de comunicación afín, la Iniciativa Africana. Según el informe, este medio respaldado por el Estado publica en varios idiomas y se coordina con entidades vinculadas a Rusia, como Lobaye Invest. Su cobertura pretende legitimar la participación rusa y restar importancia a las acusaciones de violencia y explotación.
La propaganda de la Iniciativa Africana se extiende a las escuelas. Según el informe, las «lecciones de amistad» introducidas en países como Burkina Faso promueven la historia, la lengua y los relatos de lealtad rusos. Estos programas cuentan con el apoyo financiero de instituciones rusas y se presentan como actividades humanitarias.
La estrategia ideológica del Kremlin también está ganando terreno. El teórico ruso Alexander Dugin ha comenzado recientemente a promover el «panafricanismo» como parte de una doctrina geopolítica revisada. En entrevistas publicadas por la Iniciativa Africana, Dugin aboga por desmantelar las fronteras de la era colonial y alinear a las naciones africanas con Rusia en una lucha común contra Occidente.
El informe subraya que estas narrativas se ven reforzadas por los medios de comunicación rusos, que difunden desinformación sugiriendo que Estados Unidos está utilizando a Ucrania como herramienta para controlar o explotar África. Según periodistas como Philip Obaji Jr., estas afirmaciones han contribuido a erosionar el apoyo a Ucrania en varios Estados africanos.
Obaji, periodista de investigación nigeriano centrado en los crímenes de guerra de Wagner en África, ha documentado cómo Rusia combina el poder duro y el blando para atrincherarse en la región. Advierte de que la vulnerabilidad económica de las comunidades africanas las hace susceptibles de ser reclutadas: hombres para el campo de batalla, mujeres para trabajar en las industrias de defensa rusas.
Según el informe, los ingresos generados por la riqueza mineral de África ascienden a miles de millones de dólares anuales, y sirven de apoyo tanto a la economía rusa como a sus operaciones militares.
Los continuos esfuerzos de influencia de Rusia -militares, religiosos y culturales- equivalen a una amplia campaña neocolonial diseñada para ampliar la influencia mundial de Moscú, eludiendo al mismo tiempo las sanciones y el aislamiento occidentales.
Como señala Obaji en el informe, iniciativas como la enseñanza de la lengua rusa en las escuelas primarias de la RCA y la promoción del himno nacional no son actos aislados de diplomacia, sino elementos calculados de un esfuerzo más amplio de colonización bajo la apariencia de asociación cultural.
Anteriormente, un convoy militar ruso significativamente más fuerte que el propio ejército de Malí fue visto entrando en Bamako. La columna, parte del llamado «Cuerpo Africano» de Rusia, incluía tanques T-90M y T-72B3, IFV BMP-3 y más de 50 vehículos blindados, superando en tamaño y capacidad al total de las fuerzas terrestres de Malí.
