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No se deje engañar por el Kremlin, Rusia tiene un verdadero problema de antisemitismo

Mientras alimentan la xenofobia—sobre todo el antisemitismo—en su país, las autoridades rusas acusan simultáneamente a los países vecinos, entre ellos Ucrania, de «resucitar el nazismo», una hipocresía expuesta en un informe de febrero de 2025 del Centro de Comunicación Estratégica y Seguridad de la Información de Ucrania.
Centrándose en la «carta antisemita», el informe revela la consolidada estrategia rusa de sembrar la desconfianza e incitar a la violencia avivando las tensiones raciales y religiosas tanto dentro de Ucrania como a escala internacional.
Durante más de una década, la maquinaria propagandística rusa ha realizado un esfuerzo concertado para canalizar sistemáticamente la información a través de sus amplias redes internas y de representación, transmitiendo una narrativa falsa a los rusos y a la audiencia mundial.
Esta narrativa pinta al pueblo y a los dirigentes ucranianos como parte de un régimen nazi canalla, lo que, según el Kremlin, justifica una campaña de violencia y erradicación que dura ya tres años, todo ello en nombre de la «desnazificación».
Sin embargo, su narrativa contiene varias contradicciones lógicas. Los líderes electos de Ucrania, el presidente Volodymyr Zelenskyy y el primer ministro Denys Shmyhal, son ambos de ascendencia judía. Están al frente de la resistencia del país contra Rusia.
Además, Ucrania alberga la cuarta mayor población judía de Europa. Muchos intelectuales y figuras políticas judías han denunciado la invasión a gran escala de Rusia, entre ellos el ex primer ministro de Israel Naftali Bennett, el líder de la mayoría del Senado estadounidense Chuck Schumer y el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos.
Estas refutaciones no han cambiado la retórica de Rusia. Por el contrario, Vladimir Putin y sus allegados no han hecho más que redoblar sus afirmaciones en los medios de comunicación, difundiendo una retórica de odio y antisemitismo que culminó en una auténtica caza de brujas contra la población judía en territorio ruso.
La narrativa «atea» y de «judíos étnicos» de Putin
El 14 de diciembre de 2024, durante la conferencia de prensa «Year in Review», el líder ruso Vladimir Putin respondió a la pregunta de Alexandra Suvorova sobre la prohibición de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Ucrania.
El presidente Zelenskyy firmó una ley en agosto de 2024 por la que se prohibían las organizaciones religiosas vinculadas a Rusia, como la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR), debido a su papel en la difusión de propaganda rusa y su apoyo a la invasión.
Putin calls jews godless people without any beliefs.
— Morgan Ariel (@itsmorganariel) December 22, 2024
We wouldn’t be able to get one person in political office in America to state this truth. pic.twitter.com/AhQYIO7kSP
Putin arremetió contra la prohibición, calificándola de violación de los derechos humanos y utilizándola para justificar la invasión rusa de Ucrania. Apuntó específicamente a los dirigentes ucranianos, calificando al Presidente Zelenskyy y al Primer Ministro Denys Shmyhal de «judíos étnicos» responsables de un ataque a la libertad religiosa.
«Pero no son ateos; son personas sin fe alguna. Son judíos étnicos, pero ¿quién los ha visto nunca en una sinagoga?». Se trata de la clásica retórica antisemita, en la que Putin utiliza su identidad judía para desacreditarlos y deslegitimar su liderazgo.
Vergüenza para el pueblo judío
El 16 de junio de 2023, durante un discurso en el Foro Económico de San Petersburgo, Putin hizo una afirmación descabellada sobre Zelenskyy. Cuando se le preguntó cómo Zelenskyy, judío, podía alinearse con el neonazismo, Putin respondió: «Tengo muchos amigos judíos de la infancia, que dicen: “Zelenskyy no es judío, es una vergüenza para el pueblo judío”».
Este comentario ofensivo contradice el propio razonamiento que subyace a la invasión de Ucrania por parte de Putin, cuyo objetivo, según él, es la «desnazificación». A pesar de que Ucrania es el cuarto país de Europa con mayor población judía y de que es uno de los principales lugares de peregrinación judía, Putin sigue sosteniendo que la «desnazificación» es un objetivo central de la campaña militar rusa.
Putin at St.Petersburg International Economic Forum: "My Jewish friends say that Zelensky is not a Jew, but a disgrace to the Jewish people"
— RussiaUncovered (@Africawithsnow) June 16, 2023
RIA Novosti:https://t.co/xUp1RWE649 pic.twitter.com/6ANUYFXDQX
Irónicamente, el líder de la resistencia ucraniana, el presidente Zelenskyy, es judío, un hecho innegable que desafía directamente la narrativa del neonazismo que Putin intenta imponer en el país. El Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos hizo público su comentario al respecto:
«Desde el lanzamiento de su invasión militar de Ucrania el 24 de febrero de 2022, las fuerzas rusas han perpetrado ataques contra la población civil. Para justificar este ataque, el presidente ruso Vladimir Putin ha tergiversado y malversado la historia del Holocausto al afirmar falsamente que la Ucrania democrática necesita ser «desnazificada».»
Lavrov sobre las «raíces judías» de Hitler
Los comentarios antisemitas de Sergey Lavrov se produjeron durante una entrevista en mayo de 2022 con la televisión italiana, donde se le preguntó sobre la justificación de Rusia para la guerra en Ucrania, en particular la afirmación de que Rusia estaba luchando contra «nazis». Lavrov respondió diciendo: «Hitler era de ascendencia judía», e insinuó que los dirigentes de Ucrania estaban formados por neonazis, a pesar de la ascendencia judía del Presidente Zelenskyy.
Las declaraciones de Lavrov fueron ampliamente condenadas como una distorsión de la historia, destinada a justificar las acciones de Rusia invocando relatos de la época de la Segunda Guerra Mundial. Su afirmación sobre la supuesta ascendencia judía de Hitler ha sido desmentida y no existen pruebas creíbles que la respalden. La sugerencia de que los dirigentes ucranianos están compuestos por nazis se consideró un intento de desacreditar al gobierno recurriendo a estereotipos perjudiciales.
Los comentarios provocaron una fuerte reacción de las comunidades y líderes judíos de todo el mundo. El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, los calificó de «imperdonables» y de «terrible error histórico», señalando la ironía de acusar a Ucrania de nazismo mientras que la propia Rusia había estado participando en una retórica antisemita.
El primer ministro israelí, Naftali Bennett, junto con otros funcionarios, calificó los comentarios de Lavrov de «absurdos» y de distorsión de la historia, y algunos sugirieron que pretendían socavar la legitimidad de Ucrania.
El líder de la mayoría del Senado estadounidense, Chuck Schumer, que es judío, también condenó las declaraciones de Lavrov como «profundamente ofensivas» e «indignantes», subrayando lo absurdo de dirigirse a un dirigente judío como Zelenskyy con tales afirmaciones.
Caza de brujas contra los judíos en Daguestán
La retórica antisemita del Kremlin no sólo ha persistido, sino que se ha intensificado, culminando en un alarmante aumento de la violencia y la discriminación contra los judíos dentro de Rusia. Uno de los incidentes más inquietantes se produjo el 29 de octubre de 2023, cuando una turba irrumpió en el aeropuerto de Makhachkala, en Daguestán, y en las zonas circundantes, buscando activamente a personas judías.
Alimentada por la propaganda antisemita, la muchedumbre trató de identificar y acosar a los pasajeros judíos, creando el caos y el miedo. Estos disturbios fueron provocados por rumores y falsos relatos propagados por los medios de comunicación estatales rusos, que presentaban a los judíos como enemigos del Estado.
Putin puts out a statement blaming Ukraine for this weekend's massive "jew hunt" in Russia.
— Jay in Kyiv (@JayinKyiv) October 31, 2023
Sure, it had nothing to do with Russia being one of the most antisemitic countries on earth, its hundreds of years of antisemitic propaganda, regular pogroms and official policies that… pic.twitter.com/IqlHMMk3vG
A pesar de las violentas escenas, las autoridades rusas tardaron en responder, y algunos funcionarios incluso culparon a la inteligencia ucraniana de «agitar» los disturbios, desviando así la responsabilidad. Este ataque en el aeropuerto no fue un hecho aislado, sino parte de un patrón más amplio y preocupante de creciente antisemitismo en Rusia.
La narrativa del Kremlin ha avivado estos sentimientos, presentando a los judíos como el enemigo y creando un entorno en el que puede florecer ese odio. Esta caza de brujas en Majachkalá es el resultado directo de la campaña de desinformación del gobierno, cuyo objetivo es manipular a la opinión pública alimentando el miedo y la división mientras desvía la atención de sus acciones.