El SBU frustra un complot ruso para bombardear el metro y los centros comerciales de Kyiv

El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) frustró una serie de atentados terroristas planeados en el metro de Kyiv y en varios grandes centros comerciales, según anunció la agencia el 12 de noviembre.

De acuerdo con el SBU, agentes rusos pretendían colocar artefactos explosivos conectados a teléfonos móviles para su detonación remota durante las horas punta, con el objetivo de maximizar las bajas civiles y sembrar el pánico en la capital ucraniana.

La investigación reveló que el complot fue coordinado por un residente de Crimea, territorio ocupado por Rusia, quien comenzó a colaborar con el Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso tras la anexión de la península.

El SBU declaró que el sospechoso buscaba reclutar a personas afines para la red de agentes del FSB, incluyendo ciudadanos ucranianos que no estaban sujetos a movilización. Los investigadores documentaron el reclutamiento de un residente de Crimea que cruzó a Ucrania a través de terceros países.

Una vez en Kyiv, el agente recibió las coordenadas de un arsenal que contenía una pistola Makarov con munición e instrucciones para llevar a cabo el asesinato selectivo de una figura mediática de la ciudad.

Además del asesinato planeado, el agente recibió la orden de preparar artefactos explosivos improvisados ​​(AEI) ocultos en mochilas para su uso en zonas públicas concurridas. Cada artefacto estaba diseñado para ser activado remotamente mediante teléfono móvil durante las horas punta.

El SBU interceptó al operativo antes de que se produjeran los ataques y registró todas las comunicaciones entre el agente y su contacto del FSB en Crimea.

El servicio identificó al organizador, quien permanece en el territorio ocupado, y lo acusó en rebeldía de tres delitos tipificados en el Código Penal ucraniano: alta traición cometida bajo la ley marcial, preparación de un acto terrorista y posesión ilegal de armas o explosivos.

Anteriormente, el 23 de octubre, el SBU detuvo a dos empleados de una fábrica de defensa en la región de Mykolaiv, quienes presuntamente transmitían datos sensibles de geolocalización e información de seguridad a la inteligencia militar rusa. Según el SBU, los sospechosos también informaban sobre los resultados de los ataques con misiles rusos y las posiciones de las tropas ucranianas.

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