Josh Olley

A medida que se intensifica la guerra de Rusia contra la infraestructura energética en Ucrania, los apagones se extienden por Kyiv y por todo el país. La capital se sume en una oscuridad desconocida: las calles solo están iluminadas por los faros de los coches, las linternas y el parpadeo de las velas tras las ventanas.

Kramatorsk, que en su día fue el corazón industrial de Donbás, ahora lucha por sobrevivir. Durante la Segunda Guerra Mundial, sus fábricas forjaron armas para combatir a la Alemania nazi. Esa misma base industrial convirtió a Kramatorsk en un objetivo estratégico durante las invasiones rusas de 2014 y 2022. Es una de las últimas ciudades importantes antes de la línea del frente.

Miles de peregrinos judíos viajaron a Uman para rezar en la tumba del venerado rabino Najman de Bratslav. Sus oraciones de Rosh Hashaná por la renovación y la paz se entrelazan con la devastación que sigue causando la guerra en Ucrania. En las calles estrechas y los patios abarrotados, los rituales de la peregrinación se convirtieron tanto en un acto de fe como en un momento de reflexión.

La 28.ª Brigada de Ucrania ha estado entre las muchas que han estado al frente de la defensa de Kostiantynivka, un bastión clave que Rusia lleva meses intentando capturar. Tras defender primero Chasiv Yar, la brigada tuvo que trasladarse más cerca de la ciudad. Pasamos un día con una tripulación que manejaba un cañón de artillería M109 de fabricación estadounidense, entre explosiones masivas y la amenaza constante de los FPV rusos.

Una mujer solloza mientras los equipos de rescate sacan a su marido de entre los escombros. El juguete de un niño yace anegado en el barro. Los bomberos se llevan los cadáveres, mientras columnas de humo se elevan sobre el horizonte de Kyiv. Esto es lo que queda cuando Rusia ataca a civiles.

«Rusia ha invadido nuestro territorio y nos está matando. ¿Qué más motivos se necesitan?». Zoits, operadora de drones, habla con la calma y precisión de alguien que ha destruido un tanque ruso, erguida a pesar de su pequeña estatura. Antes civiles con carreras en el deporte, el marketing y las ventas, cada vez más mujeres ucranianas se están poniendo el uniforme militar a medida que la invasión a gran escala de Rusia entra en su cuarto año.