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Cómo la URSS intentó clonar un avión espía estadounidense después de derribarlo... y fracasó.

En la década de 1960, la Unión Soviética intentó reproducir el avión espía estadounidense U-2 utilizando piezas recuperadas de un avión derribado. A pesar de los esfuerzos por aplicar ingeniería inversa tanto al fuselaje como al motor, el proyecto S-13 nunca despegó, ni en sentido literal ni figurado.
A principios de la década de 1960, la Unión Soviética intentó aplicar ingeniería inversa al avión de reconocimiento estadounidense U-2, lanzando un programa nacional bajo la designación S-13. A pesar de los esfuerzos técnicos dirigidos por la Oficina de Diseño Beriev de Taganrog, el proyecto se interrumpió antes de que ningún prototipo llegara a las pruebas de vuelo.
A pesar de los esfuerzos técnicos realizados por la Oficina de Diseño Beriev de Taganrog, el proyecto se interrumpió antes de que ningún prototipo llegara a las pruebas de vuelo.
Según Defense Express del 8 de mayo, la iniciativa surgió tras el derribo en mayo de 1960 de un avión espía estadounidense U-2 sobre la región de Sverdlovsk, un incidente que permitió a los ingenieros soviéticos acceder a restos esparcidos por una amplia zona.
Se analizaron componentes del fuselaje, el grupo motopropulsor y los sistemas de a bordo del avión, que finalmente se entregaron a la oficina de Beriev para su estudio.

En junio de 1960, las autoridades soviéticas autorizaron un programa para copiar el motor turborreactor J75-P-13 del U-2, asignándole la designación RD-16-75. Dos meses más tarde, una directiva gubernamental puso en marcha un esfuerzo a gran escala para reproducir el propio avión. Dos meses más tarde, una directiva gubernamental puso en marcha un esfuerzo a gran escala para reproducir el propio avión. El objetivo era producir al menos dos aviones S-13 en condiciones de volar para el primer trimestre de 1962.
Sin embargo, surgieron importantes obstáculos técnicos. La industria soviética era incapaz de igualar la construcción ligera del avión estadounidense. Por ejemplo, el tren de aterrizaje del S-13 pesaba 150 kilogramos, un 50% más que su homólogo estadounidense. Se observaron discrepancias similares en múltiples componentes.
En abril de 1961 se completó una maqueta a escala real del S-13 y en julio del mismo año ya estaban listos los planos de ingeniería detallados. Sin embargo, no se construyó ningún prototipo de vuelo. En mayo de 1962, el gobierno soviético canceló oficialmente el programa.

Aunque no existen fotos de los fuselajes físicos del S-13 en fuentes abiertas—sólo se conservan dibujos esquemáticos—la base tecnológica establecida durante el proyecto supuestamente contribuyó al posterior desarrollo de aviones soviéticos.
Las publicaciones rusas han caracterizado desde entonces el S-13 como un caso de adaptación tecnológica más que de réplica directa.
El episodio se compara a menudo con la anterior clonación soviética del bombardero estadounidense B-29, que condujo a la creación del Tu-4. A diferencia de aquel éxito anterior, el S-13 no fue una réplica directa. A diferencia de aquel éxito anterior, el S-13 nunca llegó a volar.






