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Cómo las tácticas con drones de Ucrania están reescribiendo la estrategia militar estadounidense en tiempo real

El Departamento de Defensa de los Estados Unidos, a través de su Unidad de Innovación en Defensa (DIU), está intensificando sus esfuerzos para desarrollar y probar tecnología de drones listos para el combate en entornos que reflejan las condiciones del campo de batalla en Ucrania, según informó Defense News el 28 de julio.
El Pentágono está construyendo una infraestructura de pruebas que permitirá a las pequeñas empresas de defensa probar sistemas no tripulados en condiciones de guerra electrónica (EW) intensas, algo que ha resultado casi imposible en la mayoría de los campos de tiro militares estadounidenses debido a las estrictas restricciones de interferencia de GPS y RF y a la necesidad de proteger el tráfico aéreo civil.

«La mayoría de los entornos de pruebas en Estados Unidos no se acercan ni remotamente a replicar lo que están enfrentando los drones en Ucrania», afirmó Chris Bonzagni, exgerente de programas de la DIU que ahora trabaja como consultor para empresas emergentes del sector de la defensa.
«En Ucrania, realizan repeticiones diarias bajo interferencias de GPS y comunicaciones. Ese tipo de experiencia no tiene precio».

El efecto ucraniano
Desde la invasión a gran escala de Rusia, Ucrania se ha convertido en un campo de pruebas para la guerra con drones de última generación.
Los operadores se enfrentan a amenazas diarias como interferencias electrónicas avanzadas, pérdida de señal y exigencias tácticas de alta presión. Los responsables de la DIU afirman que estos retos del mundo real han impulsado rápidamente las capacidades de Ucrania en materia de drones, a menudo más rápido de lo que sería posible mediante los ciclos de adquisición tradicionales del ejército estadounidense.

«Los operadores de drones ucranianos están aprendiendo y evolucionando cada día», afirmó un funcionario afiliado a la DIU. «No temen fracasar, porque no pueden permitirse el lujo de perder tiempo».
Aunque algunas empresas estadounidenses con buena financiación han podido probar sus sistemas en Ucrania, la mayoría de las empresas más pequeñas carecen de los recursos o del respaldo gubernamental para hacerlo, y Washington se ha mostrado reacio a patrocinar oficialmente las pruebas dentro de la zona de conflicto.
La DIU descartó finalmente Ucrania debido a la sensibilidad política y a los obstáculos normativos, especialmente bajo la nueva administración Trump.

¿Por qué Alaska?
Con Ucrania fuera de juego, la DIU se centró en regiones remotas de Alaska, especialmente cerca de Fort Wainwright, como alternativa nacional.
La zona ofrece un espacio aéreo abierto y poco poblado, menos problemas de interferencias GPS y hasta 21 horas de luz diurna en junio, lo que la convierte en un entorno ideal para realizar pruebas continuas.

Este mes de junio, cinco empresas participaron en una prueba con drones en Alaska que simulaba ataques de guerra electrónica, con el fin de comprobar la capacidad de sus drones para mantener la navegación y el control en condiciones de interferencia. La mayoría de los sistemas nunca habían volado fuera de las condiciones de laboratorio y muchos fallaron inicialmente. Según los responsables, ese era precisamente el objetivo.
«Si queremos tener éxito, tenemos que integrar a los ingenieros con los combatientes y tenemos que estar en el campo realizando pruebas», afirmó Trent Emeneker, de la DIU, que dirigió las pruebas en Alaska. «Tenemos que hacerlo todo el tiempo».
Pruebas bajo presión
La prueba puso de manifiesto tanto las deficiencias tecnológicas como las limitaciones del equipo. La 11.ª División Aerotransportada (ABN) del Ejército, que proporcionó efectos de guerra electrónica durante las pruebas, tuvo que lidiar desde el principio con sistemas obsoletos, algunos de ellos con más de 20 años de antigüedad y diseñados originalmente para los conflictos en Irak y Afganistán.
«Estamos tratando de adaptar un equipo de hace dos décadas a las amenazas actuales», afirmó el sargento Peter Spurgeon, operador de guerra electrónica de la 11.ª ABN.

Al segundo día, el equipo mejoró centrándose en el bloqueo del GNSS, donde los equipos más antiguos funcionaron ligeramente mejor.
Aun así, el ejercicio puso de manifiesto una deficiencia crítica: el ejército estadounidense carece de herramientas modernas de guerra electrónica para poner a prueba la resistencia de los drones frente a las amenazas actuales.
El teniente coronel Scott Smith, director de efectos no letales de la división, calificó la prueba como un paso crucial tanto para el entrenamiento como para la promoción.

«Este tipo de pruebas en vivo nos ayudan a determinar qué funciona, a resolver problemas bajo presión y a justificar una mayor inversión», afirmó.
Anteriormente, Keith Kellogg, enviado especial de Estados Unidos, visitó las instalaciones de defensa ucranianas y elogió los rápidos avances tecnológicos del país, especialmente en el campo de la guerra con drones, instando a la industria de defensa estadounidense a aprender de la agilidad y la innovación de Ucrania.






