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¿Qué mantiene despierto a Putin por las noches? Los veteranos que regresan de Ucrania

El Kremlin está cada vez más preocupado por que el regreso de decenas de miles de veteranos de la guerra en Ucrania, entre ellos muchos ex prisioneros, pueda suponer una grave amenaza interna para el régimen de Vladimir Putin.
Según el Servicio de Inteligencia Exterior de Ucrania (SZRU), el 7 de octubre, las autoridades rusas prevén que los soldados que regresan puedan convertirse en una fuerza desestabilizadora, tanto política como socialmente, sobre todo porque se enfrentan a la reintegración en una sociedad caracterizada por los bajos salarios, la incertidumbre económica y el limitado apoyo social.
«Según las estimaciones del Kremlin, los veteranos podrían convertirse en un catalizador de la desestabilización criminal y política capaz de sacudir el sistema construido en torno a la lealtad personal a Putin», afirmó el SZRU en una declaración pública.
La inteligencia ucraniana establece un paralelismo con la década de 1990, cuando los veteranos soviéticos que regresaron de la guerra en Afganistán formaron grupos criminales y paramilitares que contribuyeron al aumento de la delincuencia organizada en toda Rusia.
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En la actualidad podría estar surgiendo una tendencia similar, impulsada por el impacto psicológico de la guerra, los antecedentes penales y las dificultades económicas.
La SZRU señaló que una parte importante del esfuerzo militar de Rusia se basaba en prisioneros reclutados en colonias penales. Se estima que entre 120 000 y 180 000 convictos fueron enviados al frente.
Muchos de ellos han regresado desde entonces a ciudades rusas, donde, según se informa, las autoridades están observando un fuerte aumento de los delitos violentos cometidos por personas con antecedentes militares.
Desde 2023, los tribunales militares rusos han recibido al menos 989 casos de asesinato o lesiones graves con resultado de muerte.
Las cifras oficiales de sentencias revelan un fuerte aumento de las condenas: 38 en 2022, 266 en 2023, 346 en 2024 y 377 nuevos casos ya revisados en los primeros nueve meses de 2025.
El Kremlin ha respondido al creciente riesgo para la seguridad ampliando los poderes del Servicio Penitenciario Federal.
La agencia ha sido autorizada a utilizar una gama más amplia de armas no letales—desde porras y pistolas eléctricas hasta cañones de agua y perros—para mantener el control sobre los exreclusos agresivos y las tropas desmovilizadas.
Los analistas de inteligencia sugieren que estas personas que regresan, muchas de las cuales se han insensibilizado ante la violencia y se han acostumbrado a la impunidad durante la guerra, podrían pasar de ser partidarios del régimen a convertirse en su amenaza interna más volátil.
Anteriormente, Rusia volvió a desplegar a antiguos prisioneros de guerra en el frente, y soldados como Vitalii Soldatenko e Ivan Grebennikov denunciaron que fueron enviados sin recibir tratamiento médico, lo que viola el artículo 117 de la Convención de Ginebra de 1949, que prohíbe obligar a los prisioneros de guerra repatriados a volver a combatir.
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