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Rusia incluye a la Universidad de Yale en una lista negra por amenazas a la seguridad nacional

El Fiscal General de Rusia ha designado a la Universidad de Yale como «organización indeseable», alegando que la institución, con sede en Estados Unidos, participa en actividades dirigidas a socavar la seguridad nacional y la estabilidad económica del país.
Según una declaración hecha pública el 8 de julio, las autoridades rusas afirman que Yale ha apoyado iniciativas «para desestabilizar la situación socioeconómica y política» en Rusia.
La Fiscalía General también acusó a la universidad de promover esfuerzos para aislar a Rusia internacionalmente y de contribuir a la erosión de la integridad territorial del país.
El anuncio alega que Yale proporciona becas para formar a ciudadanos extranjeros, entre ellos personas afiliadas a la Fundación Anticorrupción, prohibida, de Alexei Navalny. Estos individuos, según el comunicado, utilizaron su formación para aumentar la actividad de protesta dentro de Rusia.
Además, la Fiscalía General afirmó que Yale ha desempeñado un papel en el desarrollo de marcos jurídicos para la confiscación de activos rusos congelados en Occidente, con el supuesto objetivo de redirigir esos fondos para apoyar al ejército de Ucrania.
La designación prohíbe a la institución de la Ivy League realizar cualquier actividad en territorio ruso. Las personas asociadas con «organizaciones indeseables» pueden enfrentarse a acciones penales en virtud de la legislación rusa, que incluyen hasta cuatro años de prisión, mientras que los dirigentes de dichas entidades se arriesgan a una pena de hasta seis años.
La Universidad de Yale aún no ha emitido una respuesta pública a la designación.
Rusia promulgó por primera vez la ley de «organizaciones indeseables» en 2015. Desde entonces, la legislación se ha utilizado para prohibir una amplia gama de instituciones, ONG y medios de comunicación extranjeros. La lista incluye actualmente varias universidades y publicaciones occidentales.
Anteriormente, Rusia había anunciado planes para crear su propia agencia de desarrollo internacional, siguiendo el modelo de USAID, con el objetivo de ampliar su influencia mundial mediante iniciativas humanitarias respaldadas por el Estado. Según el jefe de Rossotrudnichestvo, Yevgeny Primakov, la nueva agencia racionalizará las operaciones de ayuda exterior para impulsar el poder blando de Rusia en el extranjero. La medida se produce en medio de la reducción de los programas de ayuda mundial de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump.






