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Rusia inicia la producción en serie del misil balístico intercontinental Oreshnik, de 5.000 km de alcance, según Putin

El dirigente ruso Vladimir Putin anunció el inicio de la producción en serie del misil balístico de alcance intermedio (IRBM) Oreshnik durante un discurso televisado a los graduados de la academia militar rusa el 23 de junio.
Según Army Recognition, el Oreshnik se basa en el RS-26 Rubezh, un misil móvil de combustible sólido capaz de alcanzar velocidades superiores a Mach 10 y un alcance de hasta 5.000 kilómetros.
Se cree que llevará MIRV y podrá lanzarse desde plataformas móviles, lo que dificultará su detección e interceptación. Los analistas apuntan la posibilidad de un despliegue avanzado en Bielorrusia a finales de este año.
El primer uso conocido del misil tuvo lugar el 21 de noviembre de 2024, cuando alcanzó las instalaciones ucranianas de Yuzhmash en Dnipro con una ojiva no nuclear. Rusia justificó el lanzamiento como respuesta al uso por parte de Ucrania de misiles de largo alcance suministrados por Occidente. Los daños fueron limitados y los restos recuperados llevaban números de serie relacionados con el programa de misiles balísticos intercontinentales Bulava.
Moscú ha vinculado el desarrollo de Oreshnik al colapso de los acuerdos de control de armamento, incluidos los tratados INF y Nuevo START. Rusia puso fin a su moratoria sobre este tipo de sistemas a finales de 2024, alegando la falta de reciprocidad por parte de Estados Unidos.
Putin enmarcó el despliegue del misil en una actualización militar más amplia, que incluye nuevos sistemas Yars, bombarderos Tu-160M y armas navales guiadas de precisión. Los analistas rusos prevén un amplio despliegue de las unidades Oreshnik, que podría incluir la región de Asia-Pacífico.
Las autoridades occidentales han condenado el uso del misil, advirtiendo del riesgo de desestabilizar aún más Europa. La OTAN declaró que la medida no afectaría al apoyo aliado a Ucrania. Los analistas también señalaron el peligro de malinterpretación en futuros lanzamientos, en los que un misil armado convencionalmente como el Oreshnik podría confundirse con un ataque nuclear debido a su alcance, velocidad y trayectoria, lo que podría desencadenar una escalada involuntaria.
Anteriormente, los informes indicaban que incluso si Ucrania encargara hoy el sistema de defensa antimisiles THAAD de fabricación estadounidense, la entrega podría tardar al menos seis años, lo que coincide con el calendario y el retraso actuales del Ejército estadounidense. Con solo ocho baterías en producción y una producción anual limitada de interceptores, Ucrania se enfrentaría a una larga espera para el despliegue.






