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Rusia presenta el helicóptero Mi-80, que sustituirá al Mi-8. Sólo hay un problema: sigue siendo imaginario.
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![Photo of Ivan Khomenko]( "Photo of Ivan Khomenko")
Rusia ha puesto en marcha el desarrollo de un nuevo helicóptero polivalente, el Mi-80, que sustituirá a su flota de Mi-8/17 «Hip».
Sin embargo, a pesar de las ambiciones de modernizar y consolidar la producción de helicópteros, el proyecto sigue estancado en la fase de especificaciones técnicas debido a la falta de financiación y a las ineficiencias estructurales de la industria.
Según Army Recognition el 12 de julio, el Mi-80 se basa en la plataforma offshore Mi-171A3 y pretende incorporar varias mejoras, como palas de rotor de material compuesto, un rotor de cola en forma de X y un sistema de combustible resistente a los choques situado bajo el suelo de la cabina.
Se espera que el helicóptero cuente con un moderno conjunto de aviónica diseñado para operaciones diurnas y nocturnas en diversos terrenos, con un peso máximo al despegue de hasta 14 toneladas.
Los objetivos declarados del programa incluyen la reducción de los costes de producción y la unificación de los procesos de fabricación en dos instalaciones divididas desde hace tiempo: la Planta de Helicópteros de Kazán y la Planta de Aviación de Ulan-Ude.
Históricamente, estas fábricas han producido variantes divergentes del Mi-8, lo que ha complicado la logística de piezas de repuesto y el mantenimiento de toda la flota rusa de helicópteros. El Mi-80 pretende resolver esta fragmentación unificando la producción en una única plataforma.
Sin embargo, el proyecto se enfrenta a los mismos retos que llevaron al fracaso a anteriores esfuerzos de modernización, incluida la iniciativa «Gaston» de finales de los años noventa.
Según múltiples informes, el Mi-171A3 -el predecesor directo del Mi-80- sufría de sobrepeso, escaso alcance y era significativamente más caro de lo previsto.
Sin resolver problemas persistentes como la modernización del buje del rotor y el control general de costes, el Mi-80 corre el riesgo de repetir esas deficiencias.
A pesar de que se ha fijado el plazo de 2030 para la sustitución total de la flota, no se ha completado ningún prototipo ni se han firmado contratos a gran escala. La única adquisición relacionada se refiere a seis unidades Mi-171A3 cuya entrega está prevista para 2026, costando cada fuselaje más de 1.100 millones de rublos (aproximadamente 12 millones de dólares).
Los observadores del sector señalan que las actuales sanciones occidentales, la escasez de recursos y el desgaste en el campo de batalla están poniendo aún más a prueba la capacidad de Rusia para cumplir sus objetivos en materia de aviación.
Aunque el Mi-8 ha demostrado ser uno de los helicópteros más versátiles utilizados en todo el mundo desde su introducción en la década de 1960, los esfuerzos por abandonar las plataformas de la era soviética siguen poniendo de manifiesto profundos problemas estructurales en el sector de defensa ruso.
El Mi-80, si se completa, podría ofrecer mejoras en eficiencia y durabilidad. Pero por ahora, el programa pone más de relieve los límites de la capacidad industrial rusa que cualquier avance inminente en la modernización aeroespacial.
Anteriormente, Rusia había anunciado planes para reactivar su posición en el mercado mundial de armamento mediante la promoción de sistemas como el complejo de defensa aérea S-500, drones de combate y tanques mejorados. Sin embargo, los intentos anteriores -como la venta de BMP-3 a Vietnam o la competencia con tanques chinos en Argelia- han tenido un éxito limitado, lo que plantea dudas sobre la demanda real y la capacidad de producción.
