Soldado ucraniano arrastra durante días con una herida en la garganta tras ser torturado en cautiverio ruso, y sobrevive

Un soldado de la Guardia Nacional de 33 años llamado Vladyslav se está recuperando en un hospital de la región de Dnipropetrovsk tras sobrevivir a las torturas sufridas durante su cautiverio en Rusia.

Sufrió una grave herida en la garganta, fue arrojado a un foso junto con otros prisioneros y luego gateó durante casi cinco días para llegar a las posiciones ucranianas.

Según Suspilne, Vladyslav fue hecho prisionero cerca de Pokrovsk hace unas semanas, cuando su unidad perdió el control de su posición. En sus notas escritas, el soldado recordó que las fuerzas rusas torturaron a los primeros combatientes de reconocimiento capturados, mutilándoles el rostro y el cuerpo.

El propio Vladyslav fue torturado y abandonado en un foso junto con otros siete militares, dado por muerto. Fue el único que sobrevivió.

Su esposa, Viktoria, contó que, tras ser arrojado al foso, Vladyslav consiguió cortar las cuerdas que le ataban las manos con un trozo de cristal de una botella rota. A continuación, se ató un trozo de tela alrededor de la herida del cuello y gateó durante días hasta llegar a las tropas ucranianas.

El 17 de agosto fue ingresado en un centro médico en estado crítico, con una gran pérdida de sangre y heridas infectadas.

El director general del hospital, Serhii, dijo que los cirujanos ya le habían operado y que continuarían con el tratamiento reconstructivo para restaurar la capacidad del soldado para hablar y respirar de forma independiente. Añadió que este es el primer caso de este tipo tratado en el hospital durante los 11 años de guerra.

Vladyslav se encuentra ahora bajo supervisión médica y sigue comunicándose por escrito. Sus familiares afirman que, a pesar de la gravedad de sus lesiones, está pensando en volver al frente en cuanto su salud se lo permita. Por ahora, su mayor deseo es reunirse con su hija de cuatro años.

Anteriormente, un paracaidista ucraniano llamado Andrii, capturado tras resultar herido en Donetsk, pasó más de 14 meses cautivo en Rusia, donde fue torturado, electrocutado y un cirujano militar le grabó a fuego «Gloria a Rusia» en el estómago.

Según su primera entrevista tras ser intercambiado en mayo de 2025, sufrió múltiples palizas, hambre y abusos psicológicos en una colonia penitenciaria en el Donbás ocupado antes de regresar finalmente a casa para ver a su hija.

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