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Turquía considera devolver los S-400 rusos en un intento por reincorporarse al programa F-35 de EE. UU.

Turquía busca devolver los sistemas de defensa aérea S-400 que adquirió de Rusia hace casi una década, una medida que podría allanar el camino para que Turquía se reincorpore al programa estadounidense de aviones de combate F-35 y mejore su tensa relación con Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, según un informe de Bloomberg del 17 de diciembre.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, planteó el asunto al líder ruso, Vladimir Putin, durante una reunión en Turkmenistán, tras conversaciones previas entre funcionarios.
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Aunque el Kremlin negó que se hubiera hecho ninguna solicitud, las conversaciones señalan un cambio en la estrategia de defensa de Turquía. La iniciativa de Erdogan se produce en medio de la creciente presión de Washington para abandonar los S-400 de fabricación rusa, lo que llevó a las sanciones estadounidenses y a la retirada de Turquía del programa F-35 en 2019.
El acuerdo sobre los S-400, alcanzado tras la ruptura de las relaciones entre Turquía y sus aliados de la OTAN, ha sido durante mucho tiempo un punto de controversia, ya que la OTAN argumenta que el sistema podría poner en peligro la seguridad de las aeronaves de la alianza. Erdogan, quien mantiene vínculos equilibrados tanto con Moscú como con Occidente, ahora busca resolver el problema, escribió Bloomberg.
La devolución de los S-400 también daría a Turquía la posibilidad de negociar un reembolso, posiblemente mediante ajustes en sus facturas de importación de petróleo y gas desde Rusia. Esta medida podría aliviar las tensiones con la OTAN y abrir la puerta a que Turquía adquiera los aviones de combate F-35 de fabricación estadounidense, que siguen siendo una parte importante de sus necesidades de defensa.
Anteriormente, se informó que Turquía se estaba preparando para reducir significativamente su dependencia del gas ruso. Para finales de 2028, se espera que el país cubra más de la mitad de sus necesidades energéticas mediante el aumento de la producción nacional y el incremento de las importaciones de gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos.
Este cambio podría privar a Rusia de uno de sus últimos grandes mercados energéticos en Europa, según informó Reuters.
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