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La guerra de Rusia contra Ucrania ha reescrito las reglas sobre cómo los helicópteros sobreviven —y mueren— en el combate moderno. Con Rusia y Ucrania sufriendo grandes pérdidas aéreas a causa de los drones, las defensas aéreas y los ataques de precisión, el Ejército de los Estados Unidos está observando de cerca la situación. Pero, como dicen los altos mandos militares a The War Zone, el verdadero reto no es copiar el manual de Ucrania, sino aprender las lecciones adecuadas sin librar la guerra equivocada.

El Ejército de los Estados Unidos está acelerando el desarrollo de su tanque de combate principal de próxima generación, el M1E3 Abrams, una evolución más ligera y con propulsión híbrida diseñada para el campo de batalla digital de la década de 2040. Aprovechando las lecciones aprendidas de la guerra de Ucrania, el nuevo diseño tiene como objetivo aumentar la capacidad de supervivencia y la eficiencia, al tiempo que se reduce la burocracia que ha frenado la modernización durante décadas.

Un exoficial del ejército británico se ha preguntado si el tanque Challenger 3 de última generación del Reino Unido representa el futuro—o el fin—de la tradición de fabricación de tanques del país. El teniente coronel (retirado) Stuart Crawford sostiene que el nuevo tanque de combate principal británico, aunque técnicamente avanzado, puede ser la «última versión de una filosofía de diseño obsoleta».