Cómo la marcha rusa por los caídos en la II Guerra Mundial se convirtió en un desfile propagandístico de Putin

La Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más mortífero de la historia de la humanidad, duró del 1 de septiembre de 1939 al 2 de septiembre de 1945 y se cobró entre 50 y 85 millones de vidas. Entre las mayores pérdidas se cuentan las de las repúblicas de la Unión Soviética, con unos 27 millones de muertos, tanto soldados como civiles.

De tan inmenso dolor nació una tradición conmemorativa, un homenaje destinado a preservar la memoria de los caídos y recordar a la humanidad el verdadero coste de la guerra. Pero en los últimos años, una de estas tradiciones, el «Regimiento Inmortal» de Rusia, ha sido despojada de su propósito original y cada vez más instrumentalizada para obtener beneficios políticos.

De homenaje popular a movimiento nacional

Periodistas del Tomsk Media Group de Rusia organizaron la primera marcha del Regimiento Inmortal el 9 de mayo de 2012. La marcha se fundó como un movimiento de base para honrar las historias familiares personales.

Los participantes portaron casi 2.000 retratos de sus familiares que lucharon en la Gran Guerra Patriótica,  y más de 6.000 residentes se unieron a la procesión. La iniciativa obtuvo rápidamente un amplio apoyo de la comunidad.

El movimiento del Regimiento Inmortal se fundó inicialmente sobre cuatro principios básicos: no comercial, no político, no promocional e independiente del control estatal.

Sin embargo, en la primavera de 2015, la marcha se estaba promocionando intensamente en Moscú, sin la participación de los organizadores originales de Tomsk. En su lugar, se vinculó a la organización patriótica regional «Regimiento Inmortal - Moscú», que más tarde confirmó su colaboración con el Frente Popular de Toda Rusia (ONF)  y Rusia Unida , afirmando que no había ninguna agenda política detrás de la asociación.

El ONF no tardó en ampliar su papel a todo el país. En Moscú, el dirigente ruso Vladimir Putin aprobó el paso de la marcha por la Plaza Roja. «En un momento en que nuestros socios de Europa y Estados Unidos intentan reescribir la historia, esta iniciativa es más importante que nunca», declaró Alexander Brechalov, copresidente del ONF.

Lo que se suponía que iba a ser un recordatorio de la victoria sobre el nazismo, empezó a transformarse rápidamente en una herramienta política para el Kremlin, donde los valores iniciales de recuerdo y dolor se convirtieron en un desfile que alardeaba del poder de Rusia y de la posibilidad de «hacerlo de nuevo».

El alcance de la marcha se amplió aún más en 2022. El gobernador de Voronezh, Alexander Gusev, sugirió ampliar la marcha del Regimiento Inmortal en el Día de la Victoria para honrar no solo a los veteranos de la Segunda Guerra Mundial, sino también a los que participaron en la actual invasión rusa de Ucrania, denominada «operación militar especial».

«Lleven retratos no sólo de quienes participaron directamente en las batallas de la Gran Guerra Patria, sino también de [...] héroes modernos de la lucha contra el nazismo, incluidos los participantes en la operación especial en Ucrania», instó el gobernador a los residentes de la región.

Símbolos de la marcha del Regimiento Inmortal

La marcha glorifica ahora a figuras vinculadas a la agresiva política exterior rusa, incluidos criminales de guerra y líderes militares asociados a las operaciones en Siria y a la guerra en Ucrania.

Un símbolo prominente que se ve en la marcha es la cinta de San Jorge, un emblema negro y naranja que se originó como una marca de valor militar en el Imperio ruso. Más tarde se convirtió en sinónimo de la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. En los últimos años, sin embargo, la cinta ha pasado a representar el revanchismo imperial y, desde 2014, se asocia cada vez más con la actual agresión de Rusia contra Ucrania.

Junto a la cinta, los retratos de Vladimir Putin y Joseph Stalin aparecen con frecuencia en carteles y camisetas, un marcado alejamiento de la intención conmemorativa original de la marcha.

La bandera de la Victoria, que representa una bandera roja con una hoz y un martillo, ondea a menudo durante las marchas del Regimiento Inmortal. El uso de la hoz y el martillo comunistas en la Rusia actual, especialmente en actos como las marchas del Regimiento Inmortal, tiene una connotación inquietante. Originalmente símbolo de los cimientos ideológicos de la Unión Soviética, representaba la unión de trabajadores industriales y agricultores, pero desde hace tiempo se asocia con un régimen que, bajo el mandato de Joseph Stalin, supervisó la muerte de millones de personas mediante purgas, campos de trabajos forzados y hambrunas.

La exhibición de vehículos blasonados con lemas como «A Berlín» y «Podemos hacerlo otra vez» durante la marcha del Regimiento Inmortal de Rusia es un ejemplo más de cómo se ha politizado el acontecimiento.

«A Berlín» — un símbolo de la victoria militar soviética

La frase «A Berlín» hace referencia a la toma de Berlín por la Unión Soviética en 1945, que marcó el fin de la Alemania nazi. En el contexto de la marcha del Regimiento Inmortal, simboliza la victoria de Rusia sobre la Alemania nazi.

En la actualidad, Rusia utiliza este eslogan para justificar sus acciones militares, incluida la invasión de Ucrania, y presenta su fuerza militar del pasado como un motivo de orgullo.

«Podemos hacerlo de nuevo»: renovada intención militar

La inspiración más probable para el eslogan «Podemos hacerlo de nuevo» es un grafiti dejado por un soldado soviético desconocido en las paredes del Reichstag en 1945:

«Por los ataques aéreos sobre Moscú. Por el bombardeo de Leningrado. Por Tikhvin y Stalingrado. Recordad y no olvidéis. O podríamos volver a hacerlo».

Aunque el eslogan surgió como recordatorio de las atrocidades que la Unión Soviética había soportado durante la guerra y como advertencia a la Alemania nazi, dando a entender que Rusia podía tomar represalias por su sufrimiento bélico, décadas después, la frase resurgió como parte de la «manía de la victoria».

Al parecer, las pegatinas con la frase «Podemos hacerlo de nuevo» aparecieron por primera vez antes del 9 de mayo de 2012. Inicialmente, la pegatina mostraba una figura con una hoz y un martillo por cabeza, agrediendo sexualmente a otra figura con una esvástica por cabeza. La frase se hizo muy popular en la primavera de 2014, en medio de la invasión rusa de Crimea y las regiones ucranianas de Lugansk y Donetsk.

Comentando la prohibición en Moldavia de los símbolos de la Z y la V y del lazo de San Jorge, la Presidenta Maia Sandu declaró en 2022: «Podemos hacerlo otra vez—no. Nunca más'-sí».

La expansión global del Regimiento Inmortal y su agenda ideológica

La marcha del Regimiento Inmortal no se detuvo en las fronteras rusas. Se expandió por todo el mundo, con diplomáticos rusos participando activamente en la organización de estos actos en más de 80 países, entre ellos Estados Unidos, Serbia, Italia, Alemania y otros. Esta expansión ha transformado la marcha de un recuerdo popular en una herramienta para promover la ideología Russkiy Mir,  que hace hincapié en la influencia cultural y política rusa en el extranjero.

Los actos de la marcha en el extranjero han perpetuado el mito soviético de la «Gran Guerra Patriótica», omitiendo la temprana cooperación entre la Alemania nazi y la Unión Soviética. El gobierno ruso también se ha esforzado por apropiarse de la victoria sobre el nazismo, presentándola como un logro exclusivo de Rusia y despreciando las contribuciones de otras naciones, especialmente Ucrania, que perdió, según las estimaciones, entre 5 y 7 millones de personas.

Putin dijo que «la Unión Soviética [...] obtuvo una victoria épica y aplastante sobre el nazismo y salvó al mundo entero», en el artículo Las verdaderas lecciones del 75º aniversario de la Segunda Guerra Mundial, publicado en 2020. Allí también sugería que Polonia, junto con Estados Unidos, el Reino Unido y otras naciones implicadas en el Tratado de Versalles, tenían una responsabilidad parcial en el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

YSin embargo, el pacto entre la Alemania nazi y la Unión Soviética, firmado por los ministros de Asuntos Exteriores Joachim von Ribbentrop y Vyacheslav Molotov el 23 de agosto de 1939, fue lo que en última instancia allanó el camino para el estallido de la Segunda Guerra Mundial, dijo la Comisaria de Justicia de la UE, Vera Jourova, ante el Parlamento Europeo.

En febrero de 2022, Putin lanzó la invasión a gran escala de Ucrania con falsos pretextos, como la afirmación de que Rusia necesitaba «desnazificar» el país, una narrativa destinada a pintar al gobierno democrático de Ucrania, dirigido por un presidente judío, como extremista. Esta afirmación ha sido ampliamente rechazada, sin pruebas creíbles que apoyen la existencia de un régimen nazi en Ucrania.

En realidad, la invasión rusa ha devastado el país: ataques con misiles a escala nacional contra la red energética, miles de civiles muertos y niños ucranianos secuestrados en los territorios ocupados.

«Cada vez que los ucranianos se esfuerzan por construir una sociedad democrática, Rusia los tacha de nazis», afirma José Casanova, profesor emérito de Sociología de la Universidad de Georgetown y miembro del Berkley Center for Religion, Peace, and World Affairs: «Para justificar la violencia, primero hay que deshumanizar al otro, y eso es precisamente lo que está ocurriendo ahora».

Aunque el Regimiento Inmortal se enmarca como un acto conmemorativo, es también una forma sutil de influencia rusa, que impulsa la idea de un Russkiy Mir unificado bajo liderazgo ruso, especialmente entre las comunidades de habla rusa de Europa.

Está previsto que la marcha se celebre en varios países en 2025, incluido Washington (Estados Unidos) el 3 de mayo.

«Marcharemos con una orquesta, canciones y retratos de nuestros héroes», afirmaban los organizadores en un folleto adornado con símbolos soviéticos y la cinta negra y naranja de San Jorge, un símbolo que, desde 2014, se asocia con la agresión militar de Rusia contra Ucrania.

El uso de niños en el Regimiento Inmortal

En los últimos años, las autoridades rusas han implicado cada vez más a los niños en los actos del Regimiento Inmortal. A menudo se obliga a las escuelas e instituciones educativas a participar, con directrices del Ministerio de Educación que animan a los estudiantes a llevar retratos de sus familiares que lucharon en la Segunda Guerra Mundial. Mientras que algunos estudiantes expresan indiferencia o reticencia, otros se sienten obligados a participar debido a la presión de las instituciones educativas y a las expectativas de la sociedad en general.

No es raro ver a niños durante la procesión vestidos con uniformes soviéticos, ataviados con objetos simbólicos como medallas de la época soviética y cascos militares, con armas de juguete o montados en vehículos militares.

Mientras algunos dirigentes se preparan para asistir a la ceremonia del «Día de la Victoria» de este año en Rusia, la jefa de la diplomacia de la UE, Kaja Kallas, advirtió a los líderes europeos de que no participen en las celebraciones militares del 9 de mayo en Moscú.

«Lo que también se debatió muy claramente, y lo dijeron distintos Estados miembros, es que cualquier participación en los desfiles o celebraciones del 9 de mayo en Moscú no se tomará a la ligera por parte europea, teniendo en cuenta que Rusia está librando realmente una guerra a gran escala en Europa», declaró Kallas a los periodistas en Luxemburgo tras una reunión de ministros de Asuntos Exteriores.

El creciente uso de símbolos de la era soviética y la exhibición de criminales de guerra durante la marcha plantean interrogantes sobre el verdadero propósito del evento en Rusia.

Lo que una vez fue un día para honrar a los que se sacrificaron durante la Segunda Guerra Mundial parece servir ahora de plataforma para justificar las actuales acciones militares de Rusia.