Mykyta Shandyba

El poder que irradia la mirada de una persona es irrepetible. Solo cinco fotos, diez ojos y la energía inagotable que albergan. Las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE) de Ucrania, cuyo trabajo permanece en gran medida oculto, influyen en resultados mucho mayores de lo que la mayoría cree, en una nación que lucha por su supervivencia.

Antes de entrenarte para convertirte en uno de los miembros de las Fuerzas de Operaciones Especiales de Ucrania, tienes que sobrevivir a la «Selección». No es un curso. No es una preparación. Es una prueba brutal de resistencia, determinación y fortaleza mental, diseñada para quebrar a la mayoría y revelar a los pocos que pueden operar donde otros no pueden.

La ayuda no siempre empieza con un eslogan. A veces, empieza con una pregunta tranquila: «¿Cómo estás hoy?». En Gen.Camp, un retiro terapéutico para niños ucranianos afectados por la guerra de Rusia, la respuesta suele ser el silencio: los hombros encorvados, los ojos bajos. A partir de ese silencio, comienza la curación.

Bien atados y volando bajo, los aviadores del ejército ucraniano atraviesan el humo y la lluvia de rotores para lanzar toda su potencia de fuego durante sus audaces misiones de combate. Estas fotos poco comunes te adentran en su mundo, en tierra y en el cielo, y te revelan por qué siguen haciendo su trabajo.

Las llamas devoraban los tejados. El humo ahogaba manzanas enteras. Mientras las sirenas antiaéreas resonaban por la noche, los bomberos de Kyiv corrían hacia la destrucción que Rusia había desatado, una vez más.

En un campo de entrenamiento militar ucraniano, combatientes extranjeros aprenden lo que se necesita para sobrevivir a la guerra de trincheras. Muchos son voluntarios estadounidenses y británicos—algunos con servicio militar previo, otros sin él—que ahora se entrenan bajo la 25ª Brigada Aerotransportada «Sicheslav» de Ucrania.