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Rusia lucha por construir su propio "Roblox" mientras el Kremlin afirma que los niños rogaron por el regreso del juego

Las autoridades rusas afirman que el país debe apresurarse a desarrollar una versión nacional del juego Roblox después de que la plataforma estadounidense de juegos fuera bloqueada a nivel nacional, tras las acusaciones de Roskomnadzor de que la plataforma "justificaba actividades extremistas y terroristas", según informó el medio estatal ruso TASS el 10 de diciembre.
El Kremlin recibió una oleada de mensajes de niños molestos por la prohibición, un detalle confirmado públicamente por el portavoz presidencial ruso, Dmitry Peskov.
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“Debe aparecer nuestro análogo lo antes posible”, declaró Vladislav Grib, subsecretario de la Cámara Cívica de Rusia. “Esto es importante para nuestros hijos. Debemos respetar sus opiniones y necesidades”.
Grib argumentó que, antes de bloquear los servicios digitales extranjeros, el Estado debería invertir miles de millones de rublos en equivalentes rusos. “Ofrezcamos siempre una alternativa al desactivar algo y desarrollemos una plataforma rusa”, concluyó.
La prohibición de Roblox parece ser solo el principio. Moscú ahora tiene en la mira a una de las franquicias de videojuegos más grandes del mundo: Call of Duty. El legislador de la Duma Estatal, Mijaíl Delyagin, declaró que ha solicitado formalmente a Roskomnadzor que investigue la serie Call of Duty: Modern Warfare por "rusofobia" y prohíba el acceso a los juegos dentro del país.
"Cuando intenté jugar a la serie Modern Warfare, desde el principio, me quedé impactado", dijo Delyagin. "Casi todo el tiempo tienes que disparar específicamente a soldados rusos. Es una experiencia muy desagradable para cualquier ciudadano de nuestro país, una especie de masoquismo terrible".
Mientras tanto, los proyectos de juegos nacionales que se suponía que servirían como alternativas rusas han tenido dificultades, según The Moscow Times. El publicitado juego histórico Smuta, respaldado por el Instituto de Desarrollo de Internet, financiado por el estado, y supuestamente financiado con casi 500 millones de rublos de fondos públicos, ha sido ampliamente criticado por su calidad.
El diputado de la Duma, Vitaly Milonov, afirmó recibir constantes quejas sobre el juego y añadió: «Es simplemente imposible lanzar un proyecto de tan baja calidad sin querer».

Otra iniciativa respaldada por el gobierno, el motor de juegos de código abierto Nau Engine, que pretendía competir con Unity y Unreal, también ha fracasado. Los estudios rusos continuaron desarrollando plataformas occidentales, y la entidad legal de Nau Engine, N-Dzhinn LLC, entró en liquidación en agosto.
Anteriormente, surgieron informes de que Rusia convierte los videojuegos en instrumentos de control ideológico, propaganda y militarización juvenil. Los videojuegos, antes considerados puro entretenimiento, se han convertido en una de las herramientas más eficaces del Kremlin para normalizar la violencia y difundir su visión imperialista del mundo.
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