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America’s B-1B Bombers Get a Ukrainian-Style Upgrade to Carry Hypersonic Weapons

Las Fuerzas Aéreas de EE.UU. han introducido un nuevo sistema modular de pilones para sus bombarderos estratégicos B-1B Lancer, que resuelve las antiguas limitaciones relacionadas con los compartimentos internos de armamento del avión.
La mejora permite a la aeronave transportar una gama más amplia de municiones modernas y futuras, incluidos misiles hipersónicos.
Según Defense Express el 12 de julio, EE.UU. adjudicó a Boeing un contrato de 78,7 millones de dólares para suministrar un número no revelado de pilones modulares adaptables a la carga (LAM).
Los pilones se desarrollaron para ampliar la configuración armamentística del B-1B con un coste mínimo. Del importe total del contrato, 10 millones de dólares se pagarán en 2025, y el resto se asignará al año siguiente.

El B-1B, diseñado originalmente con tres bahías de bombas relativamente pequeñas, está limitado en su capacidad para albergar armas de largo alcance y gran tamaño.
Aunque el avión puede transportar hasta 84 bombas convencionales (Mk 82), su espacio interno restringe el despliegue de misiles de crucero como el AGM-86 o sistemas más recientes como el AGM-158 JASSM.
Los nuevos pilones LAM abordan esta limitación permitiendo el transporte externo de municiones de mayor tamaño.
Cada pilón LAM es capaz de soportar dos bombas de 2.000 libras o un arma de 5.000 libras, lo que lo hace compatible con los sistemas de misiles pesados actuales y futuros, incluidas las armas hipersónicas. Se pueden montar hasta seis pilones en un solo B-1B.

Desarrollado originalmente por Boeing para apoyar las pruebas de vuelo del misil hipersónico AGM-183 ARRW -posteriormente cancelado y recientemente recuperado-, el pilón LAM se está adoptando ahora de forma más generalizada. Permite al B-1B transportar misiles independientemente de sus dimensiones, lo que aumenta significativamente la flexibilidad y el potencial de combate de la plataforma.
Las Fuerzas Aéreas de EE.UU. han descrito la mejora como una solución a corto plazo destinada a colmar las lagunas de capacidad operativa hasta la llegada del bombardero B-21 Raider de nueva generación, cuyo coste por unidad está previsto en unos 700 millones de dólares.
La solución es similar a la utilizada por las Fuerzas Aéreas de Ucrania, que adaptaron misiles estándar de la OTAN para sus cazas Su-27 y MiG-29 de la era soviética mediante soluciones de montaje externo, aunque para resolver problemas de compatibilidad y no de tamaño.
Anteriormente, Estados Unidos presentó su misil nuclear de crucero furtivo de nueva generación, el AGM-181 LRSO, que sustituirá al anticuado AGM-86B. Desarrollada por Raytheon, el arma, valorada en 16.000 millones de dólares, está diseñada para eludir las defensas aéreas avanzadas y atacar en profundidad en espacios aéreos disputados.
Entrará en servicio en 2030 a bordo de los bombarderos B-52J y B-21, reforzando la tríada nuclear estadounidense en medio de las crecientes tensiones con Rusia, China y Corea del Norte.






