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Estados Unidos utilizó el B-2 Spirit, el bombardero más avanzado del mundo, para atacar Irán. ¿Puede compararse con los Tu-95, Tu-22 o Tu-160 rusos?

Para la operación en Irán, el Pentágono desplegó seis bombarderos B-2. Se trata de los bombarderos furtivos más avanzados del mundo. Se trata de los bombarderos furtivos más avanzados del mundo; ningún otro país posee un arma semejante, ni siquiera Rusia.
La aviación estratégica vuelve a estar en el punto de mira. Las Fuerzas Aéreas estadounidenses atacaron las instalaciones nucleares iraníes, utilizando por primera vez en la historia bombas antibúnker GBU-57A/B, junto con sus bombarderos B-2 Spirit. Este tipo de operación no tiene precedentes, tanto por el tipo de arma utilizada como por el número de aviones implicados.
Hace tres semanas, la atención mundial se centró en la aviación estratégica rusa, componente de la tríada nuclear: el 1 de junio, Ucrania destruyó casi un tercio de los bombarderos rusos. Las pérdidas se estimaron en 7.000 millones de dólares. El problema para Moscú es que no puede reconstruir su flota: ya no se fabrican aviones y Rusia carece de nueva aviación para sustituirlos.
¿Puede compararse el B-2 Spirit con los Tu-95, Tu-22 y Tu-160 rusos?
El B-2 Spirit es el bombardero más avanzado del mundo. Comenzó a desarrollarse a finales de los años setenta y principios de los ochenta, y su primer vuelo tuvo lugar en 1989. Desde el principio, el Gobierno de EE.UU.—como cliente—insistió en un requisito clave: el bombardero debía contar con tecnología furtiva, es decir, debía ser casi invisible a los radares. Al final, el proyecto costó 44.000 millones de dólares y el avión se construyó como un ala volante. Muchas de sus tecnologías siguen siendo secretas.
El B-2 Spirit, desarrollado por Northrop Grumman, entró en servicio en 1997. Cada unidad costaba entonces más de 2.100 millones de dólares (unos 3.000 millones hoy en día), y sólo se fabricaron 21 aviones.
Gracias a su tecnología furtiva, el B-2 es casi invisible. Puede volar a altitudes de hasta 15 kilómetros (~50.000 pies). Su velocidad máxima es de unos 1.000 km/h, su autonomía de vuelo es de 11.000 km y, con reabastecimiento, de más de 18.000 km. Su radio de combate es de 6.500 km.
Otra característica impresionante del B-2 es su capacidad de carga útil. Oficialmente, puede transportar hasta 18.000 kg de armamento, aunque después de la modernización aumentó a 27.000 kg. Puede transportar dos bombas GBU-57A/B, cada una de las cuales pesa más de 13.000 kg. También puede transportar 80 bombas de 250 kg cada una, o al menos 16 bombas de 1.000 kg. Naturalmente, el B-2 es capaz de transportar armas nucleares.
Sólo se ha perdido un B-2, en un accidente de entrenamiento. Nunca se ha perdido ninguno en misiones de combate.
¿Y los Tu-95, Tu-22 y Tu-160 rusos?
El Tu-95 se desarrolló en la década de 1950 y entró en servicio en 1956. Puede transportar una carga útil de combate de 8.000 kg (hasta 20.000 kg como máximo) y tiene un alcance de casi 10.000 km. Es un avión ruidoso y anticuado, con una tripulación de 7 personas (frente a las 2 del B-2). Ya no se fabrica.
El Tu-160 es un bombardero supersónico soviético, desarrollado en los años setenta e introducido a finales de los ochenta. Su autonomía sin repostar es de unos 12.000 km, con una velocidad máxima de 2.000 km/h y una velocidad de crucero de unos 1.000 km/h. Puede transportar hasta 45.000 kg de carga útil.
El Tu-160 es uno de los mayores bombarderos del mundo y una potente arma con capacidad nuclear. Rusia está intentando modernizarlo mediante la versión Tu-160M, pero este proceso es lento y costoso. El diseño en sí sigue siendo soviético y no existe un sistema de producción moderno y racionalizado para estos aviones.
El Tu-22M es otro bombardero de la era soviética, desarrollado a partir de 1967 y adoptado en 1983. Su velocidad máxima es de unos 2.000 km/h, puede transportar unos 24.000 kg de carga útil, volar hasta 13.000 metros de altitud y tiene un radio de combate medio de 1.500-2.000 km. Rusia utiliza con frecuencia el Tu-22M para atacar ciudades ucranianas.
El problema con toda la aviación estratégica rusa es que está arraigada en la era soviética y es esencialmente no renovable: Rusia apenas construye aviones nuevos. Además, a diferencia del B-2 Spirit, los Tu-95, Tu-22 y Tu-160 carecen de características furtivas, lo que los hace más vulnerables a la detección por radar.
Por ejemplo, Ucrania ha conseguido derribar un Tu-22M durante una misión de combate: fue detectado y alcanzado a unos 300 km de distancia. Eso no sería posible con un B-2 Spirit.
Rusia está intentando desarrollar un moderno bombardero furtivo, cuyo nombre en clave es PAK DA, que pretende ser un análogo del B-2 Spirit, un avión furtivo de ala volante. Sin embargo, a pesar de casi 20 años de desarrollo, sólo se ha visto un prototipo, que ni siquiera ha volado. Sigue sin estar claro si el programa se completará algún día.

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