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Cómo la apuesta de la OTAN por los misiles en la década de 1980 dio sus frutos, y por qué podría funcionar contra Putin hoy en día.

El despliegue de misiles durante la Guerra Fría, que contribuyó a llevar a la Unión Soviética a la mesa de negociaciones, puede ofrecer lecciones clave para Estados Unidos y la OTAN en la actualidad. A medida que la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania se prolonga, los expertos instan a Washington a considerar medidas igualmente audaces para restablecer la disuasión en Europa, incluido el despliegue visible de armas con capacidad nuclear.
Un episodio histórico de la Guerra Fría —el despliegue por parte de la OTAN de misiles balísticos y de crucero con ojivas nucleares en Europa— ofrece un poderoso modelo sobre cómo Estados Unidos puede reafirmar su liderazgo y disuadir la agresión del Kremlin en el actual entorno de seguridad, según un nuevo análisis de la RAND Corporation.
En 1979, la OTAN tomó la decisión colectiva de desplegar en Europa 464 misiles de crucero BGM-109G Gryphon lanzados desde tierra y misiles balísticos de alcance intermedio Pershing II.

Retrasar el despliegue, momento adecuado para el impacto: lecciones aprendidas en la década de 1980
Aunque la decisión se tomó a finales de la década de 1970, el despliegue real no comenzó hasta 1984, una vez que el momento se alineó con la situación geopolítica general.
A pesar del retraso, la medida resultó muy eficaz para mostrar la determinación de Occidente y disuadir a la Unión Soviética. Y eso, según el análisis de RAND, es exactamente el tipo de demostración de fuerza que Estados Unidos debería considerar ahora.
Time January 31, 1983 - Nuclear Poker
— Casillic (@Casillic) December 8, 2022
The stakes get higher and higher cover page Pershing II Missile launch pic.twitter.com/npDL7Y0N3a
El artículo, escrito por el veterano diplomático especializado en control de armas William Courtney, destaca que el despliegue de misiles durante la Guerra Fría fue un acto deliberadamente demostrativo.
El objetivo era que el Kremlin viera claramente que Europa estaba «saturada» de misiles nucleares estadounidenses. Los buques de superficie armados con misiles Tomahawk lanzados desde el mar, aunque seguían siendo peligrosos, no habrían tenido el mismo impacto visual ni psicológico.

Dado que el objetivo era enviar una señal clara y contundente de sus intenciones, la decisión de la OTAN en 1979 se centró en el valor simbólico de los activos nucleares terrestres estacionados en Europa.
Esta medida contrarrestó el despliegue por parte de la Unión Soviética de misiles balísticos de alcance intermedio RSD-10 «Pioneer» y sentó las bases para las negociaciones sobre armas estratégicas.
The RSD-10 Pioneer (SS-20 Saber), intermediate-range ballistic missile with a nuclear warhead pic.twitter.com/vfgBv6he23
— Tweet Militer (@tweetmiliter) December 28, 2015
Esa postura firme condujo finalmente a un importante avance diplomático: el Tratado INF (Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio) de 1987, en el que Estados Unidos y la URSS acordaron eliminar toda una categoría de misiles nucleares de Europa.
El acuerdo es considerado por muchos como uno de los hitos clave que contribuyeron al fin de la Guerra Fría.

De Pershing II a SLCM-N: herramientas modernas para la transmisión de mensajes estratégicos
Courtney establece un claro paralelismo con la actualidad. Según él, Estados Unidos debería actuar con la misma decisión que en la década de 1980 para restablecer una disuasión nuclear creíble en Europa. De este modo, se reforzaría el liderazgo de Washington dentro de la OTAN y en todo el continente.
También señala que, si bien Estados Unidos puede confiar en sus sistemas de lanzamiento nuclear existentes, también debería invertir en capacidades de próxima generación, como el proyecto de misiles de crucero lanzados desde el mar conocido como SLCM-N.

Sin embargo, advierte que, por ahora, Estados Unidos carece de una versión nuclear desplegable del Tomahawk, aunque exista interés político en reactivarla.
Anteriormente, Rusia desplegó lanzadores autónomos desde su sistema móvil de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) RS-24 Yars para combatir rutas de patrulla como parte de un ejercicio de preparación programado en la formación de misiles de Yoshkar-Ola, ubicada en la República de Mari El.






