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La próxima frontera de Washington: Estados Unidos construye una tríada espacial para combatir a China y Rusia en el espacio

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Imagen ilustrativa. Sistema Meadowlands de L3Harris. (Fuente: L3Harris)

La Fuerza Espacial de EE. UU. está desplegando una nueva generación de inhibidores de satélite no destructivos diseñados para interferir con los sistemas de vigilancia y comunicación espaciales chinos y rusos sin generar basura espacial, según informó Army Recognition el 12 de noviembre.

De acuerdo con el informe de Bloomberg, citado por Army Recognition, la Fuerza Espacial está introduciendo dos nuevas armas contraespaciales "reversibles": el Meadowlands de L3Harris y la Terminal Modular Remota (RMT), que operarán junto con el Sistema de Contramedidas de Comunicaciones (CCS), la plataforma de interferencia espacial de larga trayectoria de la Fuerza Espacial.

En conjunto, estos tres sistemas forman lo que los funcionarios han denominado una “tríada de control espacial en capas”, una familia coordinada de herramientas capaces de degradar los enlaces satelitales enemigos a diferentes distancias y escalas.

Army Recognition señaló que los inhibidores se desplegarán globalmente y se operarán remotamente a través de un nuevo Centro de Operaciones Tácticas Electromagnéticas Espaciales, que coordinará con la red Bounty Hunter. Este sistema de inteligencia rastrea las interferencias contra satélites estadounidenses y aliados.

Los nuevos inhibidores están diseñados para bloquear, interferir o corromper temporalmente los enlaces satelitales enemigos, creando "efectos reversibles" que interrumpen el mando, control y reconocimiento del adversario sin escalar a una guerra espacial convencional.

El sistema Meadowlands de L3Harris, autorizado para su despliegue en mayo de 2025, se describe como una plataforma de control espacial ofensiva de última generación capaz de concentrar energía de radiofrecuencia de alta potencia para bloquear los enlaces ascendentes de satélites o corromper los enlaces descendentes de datos.

“Un salto cualitativo en capacidad”, declaró un representante de la compañía a Army Recognition, refiriéndose a su portabilidad compacta y su tiempo de despliegue más rápido en comparación con sistemas anteriores. Mediante la sincronización y dirección precisas de ráfagas de energía, Meadowlands puede interrumpir las cadenas de objetivos utilizadas por las constelaciones de reconocimiento chinas y rusas durante momentos críticos de un conflicto.

Mientras tanto, el Sistema de Contramedidas de Comunicaciones (CCS), declarado operativo por primera vez en 2020, sigue siendo la columna vertebral de la guerra electrónica espacial estadounidense.

La actualización CCS Block 10.2 introdujo la interferencia definida por software, defensas cibernéticas mejoradas y contratos de mantenimiento plurianuales por un valor aproximado de 120 millones de dólares, según la revisión de los documentos de adquisición realizada por Bloomberg.

El tercer componente, la Terminal Modular Remota (RMT, por sus siglas en inglés), desarrollada por Northstrat y CACI, representa la capa distribuida de la tríada: un sistema de interferencia compacto y conectado en red que puede ocultarse en bases avanzadas o emplazamientos aliados y operarse remotamente. Bloomberg informó que se planea el despliegue de hasta 24 unidades RMT, lo que proporciona a los comandantes mayor persistencia y capacidad de supervivencia gracias a la superioridad numérica sobre el tamaño.

Este despliegue se produce en un momento en que la Fuerza Espacial advierte que China opera actualmente más de 510 satélites de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, formando lo que la Hoja Informativa sobre Amenazas Espaciales de 2025 denomina una "red de destrucción marítima" capaz de localizar grupos de portaaviones estadounidenses en el Pacífico.

La interferencia programada contra estos satélites, en particular los radares y plataformas de retransmisión en órbita terrestre baja, ralentizaría los ciclos de ataque y restauraría el margen de maniobra para las fuerzas estadounidenses y aliadas.

“El espacio debe considerarse un dominio de guerra”, afirmó el general Chance Saltzman, jefe de operaciones espaciales de la Fuerza Espacial de EE. UU., haciendo hincapié en que las herramientas no cinéticas, como los inhibidores reversibles, son cruciales para la disuasión.

Para Rusia, estos mismos sistemas ofrecen una forma no escalada de degradar la capacidad de ataque satelital y la evaluación de daños de combate, una preocupación creciente a medida que Moscú invierte fuertemente en guerra electrónica y amenazas coorbitales. El informe de 2025 de la Fundación Secure World subraya que la interferencia reversible permite a EE. UU. generar retrasos y confusión sin cruzar el umbral de la destrucción.

Como resumió Army Recognition, el CCS proporciona una denegación persistente de las comunicaciones por satélite para operaciones importantes; Meadowlands ofrece una interrupción ISR ágil y de alta potencia; y RMT extiende esos efectos mediante nodos operados remotamente de baja firma. Integrados en el Centro de Operaciones Electromagnéticas Espaciales, forman una «tríada de guerra reversible» lista para cegar los satélites adversarios mucho antes del lanzamiento de un solo misil.

Según Bloomberg, tanto la financiación como la doctrina de la tríada reflejan un giro estratégico más amplio: disputar el espacio sin generar desechos, escalada ni ambigüedad, y mantener la libertad de acción en órbita, no mediante la destrucción, sino a través de la disrupción controlada con precisión.

Anteriormente, se informó que la empresa estadounidense Raytheon estaba invirtiendo 53 millones de dólares para ampliar su capacidad de fabricación de radares en Massachusetts con el fin de satisfacer la creciente demanda mundial de su nuevo sensor de defensa aérea y antimisiles de nivel inferior (LTAMDS), un radar de última generación diseñado para reforzar las defensas aéreas y antimisiles contra amenazas avanzadas, incluidas las armas hipersónicas, como el misil ruso Kh-47M2 «Kinzhal».

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