Reconstruyendo hogares a pocos kilómetros de Rusia: cómo se sobrevive en las afueras de Kharkiv bajo el fuego enemigo

Pero esta impresión cambia rápidamente. Un momento después, pasan una mujer y su hijo; se oyen gritos de los obreros de la construcción; un coche pasa lentamente. Desde luego, no hay tanta gente como antes de la invasión rusa, cuando 300.000 personas vivían aquí. Pero está vivo, esperando el regreso de sus habitantes.

Afuera hace 36 grados y el sol abrasador obliga a la gente a refugiarse a la sombra. Desde debajo de un árbol, observamos un edificio residencial de 9 plantas gravemente dañado. Dentro de uno de los apartamentos hay un enorme agujero cubierto con láminas de plástico. Justo debajo, el apartamento de mi mejor amigo.

Saltivka Norte forma parte de la mayor zona residencial de Ucrania: Saltivka. Situado en la periferia noreste de Kharkiv, cerca de la carretera de circunvalación, este distrito es uno de los barrios urbanos de las grandes ciudades ucranianas más cercanos a territorio ruso: sólo 30 km hasta la frontera. Puede compararse con la distancia entre el Lower Manhattan de Nueva York y el aeropuerto JFK, o Trafalgar Square de Londres y Heathrow. Debido a esta proximidad, esta zona urbana de Kharkiv fue intensamente bombardeada por las tropas rusas en sus intentos de tomar la ciudad en 2022.

Impactados, pero vivos

“Hace poco que han empezado a restaurarlo”, explica Aliona, nacida y criada en el norte de Saltivka. "No estaba claro si iban a demolerlo o a restaurarlo, porque hay que derribar ciertos edificios. Algunos ya lo han hecho".

El enorme agujero en este edificio residencial, junto con otros daños visibles, es el resultado de los incesantes bombardeos rusos durante los primeros meses de la invasión a gran escala. "Van a restaurarlo todo en este edificio: las ventanas, por supuesto, incluso los balcones. Todo, por completo". Según los planes, está previsto que las obras finalicen en 2026.

Sin embargo, este no es el único edificio dañado en el distrito. Casi el 90% de los edificios de Saltivka Norte resultaron dañados o destruidos, afirma el alcalde de la ciudad de Kharkiv, Ihor Terekhov.

“A fecha de hoy, está previsto demoler 15 edificios, ya que no se pueden restaurar”, afirma. “En su lugar se construirán nuevos edificios residenciales”.

Por desgracia, la casa de Aliona estaba entre el 90%. “Mi apartamento no tenía ventanas”, cuenta. "Había pájaros viviendo allí, y había un agujero que atravesaba la cocina por un fragmento [de proyectil ruso]. Fue una sensación horrible". Describe la primera vez que lo vio tras regresar a la ciudad. “Hubo unos seis impactos en la casa”, añadió su vecino Kostiantyn. “Ni siquiera son tantos si lo comparas con otro edificio que recibió 44 impactos”.

La reconstrucción de su casa empezó en 2022, “hacia agosto o septiembre”, dice Kostiantyn. A algunas secciones del edificio les faltaban los tejados. “Todos los apartamentos -desde el noveno piso hasta el primero- estaban completamente inundados a causa de la nieve, la lluvia, etc.”. Kostiantyn regresó en abril de 2023, casi un año después de tomar la decisión de marcharse.

“Algunas de las familias de nuestro edificio no salían nunca”, dice. “Los voluntarios les llevaban comida, y organizamos un chat de grupo y les compramos power banks para que pudieran cargar sus teléfonos”.

Los lugareños cocinaban en hogueras. Nos preocupábamos mucho por ellos, pero no podían irse porque tenían aquí a sus padres postrados en cama y no iban a abandonarlos.

Kostiantyn

Habitante de Kharkiv

Entre los que también habían decidido quedarse estaba el padre de Aliona. "Tuvo que hacer un fuego en la entrada del edificio para cocinar la comida. Acogió a mi abuela y de alguna manera se las arreglaron para salir adelante... y al final también se fueron".

Todo estaba en llamas

Mientras que Kostiantyn ha vuelto a vivir aquí a tiempo completo, Aliona -que actualmente vive en Lviv, una ciudad del oeste de Ucrania- sólo regresa una vez cada pocos meses. En las primeras semanas tras la invasión rusa a gran escala, Aliona estaba decidida a permanecer en Kharkiv, a pesar de que a menudo tenía que refugiarse detrás de dos paredes en su propio apartamento. Sin embargo, cuando las tropas rusas empezaron a atacar deliberadamente edificios residenciales, decidió que había llegado el momento de marcharse.

"El 24 de febrero de 2022, nos despertaron a las 5 de la mañana unas explosiones y un intenso bombardeo. “Nos dimos cuenta de que la guerra había empezado”.

La primera noche de guerra durmió en el sótano de un jardín de infancia, como muchos otros. “No era un refugio de verdad”, dice. “La gente sólo traía bancos y sillas”. Mientras hablábamos, pasamos por delante del mismo jardín de infancia, ahora completamente destruido por un ataque ruso directo.

“Estaba de pie cerca de la ventana y observando, en el momento exacto en que los proyectiles alcanzaron ese mismo edificio”, dice Kostiantyn, señalando un complejo residencial. "Lo vi con mis propios ojos. Ese edificio de dieciséis plantas estaba en llamas, otro ardía, y un edificio de nueve plantas también. Todo estaba en llamas".

Kostiantyn regresó brevemente en junio de 2022 para evaluar los daños en su apartamento. “Había mucho ruido todos los días”, recuerda. “Todos los días, casi sin descanso”. A pesar de ello, decidió seguir adelante con la renovación de su apartamento. “Todo estaba inundado. Es decir, lo sacamos todo y lo tiramos. Lo restauramos todo”.

Para Aliona, junio de 2022 fue la primera vez que regresó: “Tenía miedo de volver, porque pensaba que sería igual que al principio [de la invasión a gran escala, nota del editor]. Pero cuando llegué, me di cuenta de que era un poco más fácil, porque la región había sido liberada. Aun así, daba miedo. Hubo ataques con misiles S-300 y luego empezaron a volar los Shaheds [drones de ataque que Rusia utiliza habitualmente para sus ataques contra Ucrania, nota del editor]”.

Al pasear por el norte de Saltivka, vemos que a veces hay casas completamente destruidas justo al lado de otras que están siendo reparadas. Luego pasamos por un edificio que parecía nuevo, con una fachada renovada y brillante: ahí es donde vive el hermano de Aliona. “Todos vivíamos aquí juntos durante mi infancia”, dijo ella.

El apartamento de su hermano está en el cuarto piso y quedó completamente destruido por un ataque ruso.

“No había puertas, ni ventanas, ni electrodomésticos. Las paredes estaban agrietadas. Ahora están restaurando el edificio, lo están renovando por completo: las tuberías, el aislamiento y la pintura”. Las ventanas y puertas ya están instaladas, y pronto tendrán agua corriente.

Aliona destacó que, aunque le entristece ver su distrito en este estado, le alegra que el barrio esté siendo restaurado. Sueña con volver: “No dejo de pensar en lo mucho que deseo volver a casa”.

Soñando con volver a casa

Mientras se renuevan los edificios, los residentes también están tratando de mejorar las condiciones, no solo para ellos mismos, sino para todo el barrio. Desde limpiar los escombros hasta limpiar los patios, trabajan para que su distrito vuelva a ser bonito.

Estamos junto a un pequeño jardín frente a un edificio recién renovado. “Hubo un derrumbe que se llevó cinco pisos enteros”, explicó Aliona, y añadió que las restauraciones comenzaron en 2024. El jardín, muy bien cuidado, es atendido por los residentes, incluida la madre de su amiga, que vive allí.

“Desenterraron las flores de los lugares donde los edificios quedaron completamente destruidos y no se pueden restaurar, pero también compraron algunas nuevas”, dice. “Todos los fines de semana trabajan para que quede bonito”.

Aliona cree que tan pronto como se renueven los edificios, la gente comenzará a regresar, a pesar de que las tropas rusas siguen atacando constantemente Járkov.

“Si comparas el barrio con cómo era antes de la guerra, cuando caminabas por el callejón, saludabas a alguien cada pocos metros”, dice Kostiantyn. “Ahora, puedes ir y volver sin encontrarte con una sola persona”.

“¡Este es nuestro hogar!”, dice Aliona. “Todos crecimos aquí. A pesar de todo, aquí se está bien. Tengo muchas ganas de volver a casa”.

Todavía hace 36 grados fuera. La gente sigue refugiándose en la sombra. El norte de Saltivka está indudablemente vivo, esperando pacientemente el regreso de sus habitantes.