Mientras Ucrania se prepara para las conversaciones de paz, Rusia intensifica los ataques

El 19 de noviembre, los medios estadounidenses publicaron repentinamente informes al unísono: el equipo del presidente estadounidense Donald Trump había preparado un plan de paz entre Rusia y Ucrania. Al día siguiente, 20 de noviembre, apareció en línea información más detallada: 28 puntos de este plan propuesto para poner fin a la guerra.

Algunos de estos puntos eran abiertamente alarmantes tanto para Ucrania como para Europa: la reducción de las fuerzas armadas, la entrega de territorios no ocupados y la renuncia a la membresía de la OTAN y a ciertos tipos de armas. En otras palabras, se esperaba que un estado soberano, víctima de una agresión, aceptara un escenario perjudicial para sus intereses nacionales, mientras que se levantarían las sanciones al Kremlin. También se fijó una fecha límite: el 27 de noviembre, fecha en la que Ucrania debía firmar el acuerdo de paz, sin que la negativa se considerara una opción.

Kyiv participa en las negociaciones bajo una gran presión

Ucrania tiene un día conmemorativo llamado Día de la Dignidad y la Libertad, que se celebra el 21 de noviembre. En este día, los ucranianos recuerdan dos revoluciones: la Revolución Naranja de 2004 y la Revolución de la Dignidad de 2014. Ese mismo día, en 2025, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, emitió un discurso a la nación en el que declaró que la decisión era extremadamente difícil: o la pérdida de la dignidad o el riesgo de perder a un socio clave. Aun así, enfatizó que su equipo estaba dispuesto a trabajar día y noche, los fines de semana, sin descanso, para encontrar un acuerdo.

El 23 de noviembre, representantes de Ucrania, países europeos y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, se reunieron en Ginebra. El tema de discusión fue el plan de paz y varios puntos clave que Ucrania no podía aceptar. Posteriormente, los medios de comunicación informaron que Ucrania había acordado limitar su ejército a entre 600.000 y 800.000 soldados, pero no pudo aceptar otras disposiciones, como el reconocimiento de las regiones de Luhansk y Donetsk y Crimea como territorio ruso de facto, así como la prohibición de unirse a la OTAN.

Tras las conversaciones de Ginebra, Marco Rubio compareció personalmente ante los periodistas, describiendo las conversaciones como productivas y señalando la posibilidad de extender la fecha límite, previamente establecida, del 27 de noviembre. El número de puntos del plan ya no era de 28, sino, según diversas fuentes, de entre 19 y 24. La mayoría de los temas sensibles para Ucrania fueron eliminados, con el apoyo parcial de los líderes europeos que abogaban por la paz, pero solo en términos aceptables para Ucrania.

Moscú sigue masacrando

Entonces, ocurrió lo que muchos esperaban: más de 460 drones y más de 20 misiles de diversos tipos. Rusia lanzó un ataque masivo contra Ucrania, siendo Kyiv la más afectada. En el ataque, Rusia mató a siete personas, hirió a más de 20 y destruyó o dañó cientos de apartamentos. Varios drones cruzaron a Moldavia y Rumanía durante el ataque, demostrando una vez más que Rusia representa una amenaza más allá de Ucrania.

Ese mismo día, Zelenskyy anunció que estaba listo para volar a Estados Unidos lo antes posible para reunirse con Trump y discutir personalmente los aspectos más sensibles del plan de paz, incluyendo cuestiones territoriales. Entre las posibles fechas mencionadas se encontraba el Día de Acción de Gracias, el 27 de noviembre, el mismo día previamente fijado como fecha límite en Estados Unidos.

Cabe destacar que Ucrania está preparada para las negociaciones y está enviando delegaciones a todos los países donde podrían celebrarse conversaciones sobre el fin de la guerra. Durante la última semana, delegaciones ucranianas han estado en Ginebra, Turquía e incluso en los Emiratos Árabes Unidos, mientras que Zelenskyy mantuvo una reunión en línea con la Coalición de Socios Dispuestos. Todo esto tiene como objetivo desarrollar un plan para poner fin a la guerra.

Para Ucrania, el fin de la guerra es un asunto de suma importancia. Kyiv participa en todas las posibles negociaciones, independientemente del país que las organice. Solo en 2025, los ataques rusos mataron a más de 500 niños; Rusia ha borrado miles de edificios del mapa, destruyendo Ucrania. Por lo tanto, el gobierno ucraniano no rechaza ninguna oportunidad para detener los combates, ni al comienzo del mandato de Trump ni antes. Todos los socios de Ucrania—Reino Unido, Alemania, Francia y otros—trabajan con el mismo objetivo, apoyando los esfuerzos para detener la guerra de Rusia.

Pero falta otro elemento en esta historia: Rusia. Moscú no ignora abiertamente el proceso de negociación; en cambio, envía a sus enviados a reunirse con estadounidenses. La visita de Vladimir Putin a Alaska no dio resultados. Y ya en noviembre, cuando el mundo se movilizaba para poner fin a la guerra, Rusia volvió a mostrar su verdadera cara. El viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Ryabkov, declaró: «Diversas versiones de este plan forman parte del proceso de negociación. No se puede hablar de concesiones ni de ceder en nuestras posiciones sobre las tareas clave que tenemos ante nosotros, ni siquiera en el contexto de la operación militar especial».

Putin quiere que las negociaciones le den lo que su ejército no pudo lograr

Es importante destacar que uno de los puntos esenciales de la conversación es la rendición voluntaria por parte de Ucrania de los territorios aún no ocupados de las regiones de Luhansk y Donetsk. Actualmente, varios cientos de kilómetros cuadrados de la región de Luhansk permanecen sin ocupar, junto con casi un tercio de la región de Donetsk. A pesar del avance de las fuerzas rusas, estas no han podido tomar esta región durante casi cuatro años, con más de un millón de bajas entre muertos y heridos.

Consciente de sus fracasos militares y su estancamiento en el campo de batalla, Putin quiere obtener estos territorios en la mesa de negociaciones, prácticamente de forma gratuita, sin luchar. Ni Ucrania ni Europa están dispuestas a aceptarlo: ningún país del mundo cede voluntariamente su territorio al agresor. Sin embargo, para Rusia, esto podría convertirse en una plataforma para un futuro ataque, tal como ocurrió el 24 de febrero de 2022, cuando lanzó su ataque contra Ucrania desde zonas previamente ocupadas.

Ucrania insiste en sentarse a la mesa de negociaciones, incluso sin presión externa. Rusia no quiere hacerlo, pero bajo presión, se verá obligada. Anteriormente, Trump impuso sanciones al sector ruso del petróleo y el gas, lo que tuvo como resultado una disminución radical de los ingresos petroleros. La presión de las sanciones está reduciendo la capacidad del Kremlin para financiar la guerra y sostener su economía, lo que lo impulsará a poner fin a la guerra. De lo contrario, la maquinaria bélica rusa no se detendrá solo en el Donbás.

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