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Cómo Ucrania podría ganar la guerra con el propio dinero de Rusia

Cómo Ucrania podría ganar la guerra con el propio dinero de Rusia

Los activos congelados de Rusia podrían convertirse en la palanca que Ucrania necesita, no sólo para sobrevivir, sino para obligar a Moscú a buscar la paz en lugar de apostar por ganar una guerra de desgaste. La creación de un «Banco de Reconstrucción» internacional para gestionar estos fondos enviaría una señal clara: Ucrania tiene tanto los recursos como el respaldo internacional para resistir y sobrevivir a Rusia.

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En las últimas semanas, ha quedado inequívocamente claro que Rusia no tiene intención de poner fin a la guerra. Mientras que muchos líderes mundiales, así como los propios ucranianos, esperaban como mínimo un alto el fuego a lo largo de las líneas del frente, Moscú exigió en cambio que Ucrania retirara sus tropas del territorio ucraniano habitado todavía por millones de sus ciudadanos.

Otras exigencias—como la llamada «protección de las poblaciones rusoparlantes»—ni siquiera merecen ser debatidas. El único país del mundo donde los rusoparlantes carecen realmente de derechos, libertad de prensa o libertad religiosa es la propia Rusia.

Al menos sobre el papel, el G7 y otros socios ucranianos han llegado a la conclusión de que el agresor debe responder de sus actos, y que los activos rusos no serán devueltos sin resolver las consecuencias de la guerra.

«Reafirmamos que, en consonancia con nuestros respectivos ordenamientos jurídicos, los activos soberanos de Rusia en nuestras jurisdicciones permanecerán inmovilizados hasta que Rusia ponga fin a su agresión y pague por los daños que ha causado a Ucrania», reza el Comunicado de los Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del G7 de mayo de 2025.

Por qué los activos congelados de Rusia son la mayor baza de Ucrania

Ucrania ya está recibiendo ayuda financiera en forma de préstamos respaldados por estos activos rusos congelados. Sin embargo, la magnitud de estos préstamos es limitada, mientras que Ucrania sigue enfrentándose a un déficit de hasta 30.000 millones de dólares para activar plenamente la capacidad de su industria nacional de defensa. Dada la situación en el campo de batalla, es necesario tomar ya medidas decisivas.

Estos activos llevan congelados más de tres años, pero todavía no existe una contabilidad pública y transparente de su valor exacto ni de las jurisdicciones en las que se encuentran. Su condición de «inmovilizados» no significa que no estén generando dividendos o beneficios. En este caso, no es Ucrania sino a menudo entidades comerciales privadas las que han obtenido beneficios inesperados de estos activos.

En la actualidad, la cifra más citada, procedente de estimaciones generalmente fiables, es de 300.000 millones de dólares, aproximadamente el doble del presupuesto anual de defensa de Rusia. De esta cifra, está bien documentado que aproximadamente 195.000 millones de dólares se encuentran en el sistema Euroclear.

Faltan datos exhaustivos sobre los ingresos derivados de la parte restante de estos activos. En todo el mundo existe un debate en curso sobre los riesgos potenciales de transferir estos activos a Ucrania, argumentos que a menudo se centran en la volatilidad de las divisas y la estabilidad de los mercados financieros.

Sin embargo, es evidente que estos mercados ya están muy regulados. Existen soluciones, y no parecen excesivamente complejas. La verdadera cuestión es si existe la voluntad política de encontrarlas y aplicarlas.

La necesidad de un «Banco de Reconstrucción»

En lugar de mantener estos activos ociosos en diversas instituciones, los países del G7 podrían crear una entidad moderna que custodie y gestione los activos rusos congelados hasta que Rusia ponga fin a su guerra y compense a Ucrania por los daños infligidos.

La creación de una institución de este tipo—un «Banco de Reconstrucción», en esencia—podría abordar varios retos clave:

  1. Este hipotético «Banco de Reconstrucción» podría servir de garante de los préstamos concedidos a Ucrania por sus aliados, respaldados por los ingresos futuros previstos.

  2. Podría empezar a emitir bonos seguros, respaldados por activos, para atraer capital a tipos de interés bajos, ofreciendo oportunidades de «inversión ética» a los partidarios de Ucrania. Estos fondos podrían canalizarse directamente hacia la industria de defensa ucraniana, sin necesidad de nuevas asignaciones gubernamentales.

  3. El producto de los reembolsos de bonos podría reinvertirse en títulos de deuda de los aliados de Ucrania, como bonos del Estado de Estados Unidos y la UE.

  4. Tras el fin de las hostilidades, la institución podría pasar a ocuparse de las consecuencias de la guerra y convertirse en garante de la protección social de millones de personas afectadas por ella: veteranos, discapacitados, desplazados internos, huérfanos y niños cuyos padres fueron asesinados por Rusia. Estos programas sociales podrían financiarse con los intereses generados por las inversiones en bonos aliados.

Cuando el tiempo ya no está a favor de Rusia

Está claro que Ucrania tendría dificultades para mantener por sí sola una guerra de desgaste contra una economía mucho mayor. Sin embargo, los socios de Ucrania seguramente reconocen ahora el riesgo de que Rusia pueda ganar un terreno significativo, adoctrinar a los niños ucranianos y militarizar aún más su sociedad con odio hacia los «valores occidentales».

Los hechos demuestran que las reservas financieras de Rusia están disminuyendo. Pero con el apoyo de otros regímenes autoritarios, el líder ruso Vladimir Putin sigue confiando en que el tiempo está de su lado, especialmente a medida que la retórica contra Ucrania se hace más fuerte en las esferas políticas de los países socios, a menudo alimentada por la propaganda rusa.

Muchas personas en todo el mundo ya no se dan cuenta de que la mayor guerra en Europa desde la Segunda Guerra Mundial sigue en curso. Quienes siguen las noticias y ven que los frentes apenas se mueven pueden llegar a la conclusión errónea de que apenas está ocurriendo nada importante.

Pero en Ucrania, la realidad es muy distinta: cientos de personas mueren cada día y miles de familias quedan destrozadas. Incluso los líderes más poderosos han fracasado hasta ahora en su intento de detenerlo mediante la diplomacia.

Por eso es necesario actuar ahora con valentía sobre los activos rusos congelados. Debe indicar a Rusia que el tiempo ya no está de su lado y que Ucrania tendrá los medios para contraatacar.

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