- Categoría
- Opinión
La guerra informática de Rusia en tu feed y tu IA

La guerra de información es un instrumento fundamental de la política exterior del Kremlin. Su misión es clara: debilitar a la OTAN y fracturar a Europa desde dentro, sembrando la discordia suficiente para erosionar la disuasión y allanar el camino para una mayor agresión rusa.
En las últimas dos décadas, el auge de las redes sociales y las plataformas basadas en algoritmos que apoyan la libertad de alcance en sociedades abiertas comprometidas con la libertad de expresión ha creado un terreno fértil para que el Kremlin experimente. Si bien las alarmas sobre la naturaleza y el impacto de estas operaciones se encendieron por primera vez a principios de la década de 2010, la escala y la agresividad de las campañas se han disparado desde la invasión a gran escala de Ucrania. La pregunta ya no es si las operaciones de influencia rusas atacarán, sino cuándo y cómo lo harán, y si las instituciones están preparadas para responder.
Tácticas en desarrollo en Europa
La estrategia de Moscú dista mucho de ser estática, ya que adapta sus tácticas al ecosistema mediático y las vulnerabilidades de cada país.
En Chequia o Eslovaquia, por ejemplo, el Kremlin dedicó gran parte de la última década a cultivar redes locales de intermediarios, una red de sitios web marginales, cuentas en redes sociales y canales que blanquean y localizan los argumentos del Kremlin. Una investigación reciente en Chequia reveló que estos sitios publican ahora una media de 120 artículos al día, con un aumento de la producción en vísperas de las elecciones de octubre, superando a los principales medios de comunicación checos. Alrededor del 10 % de este contenido se copia y traduce directamente de los medios de comunicación estatales rusos prohibidos por las sanciones de la UE.
La estrategia de «avalancha de falsedades», que busca abrumar a los votantes con información sesgada justo cuando están formando sus opiniones durante unas elecciones, quedó claramente de manifiesto en las recientes elecciones presidenciales de Rumanía. Más de 25 000 cuentas de TikTok se activaron dos semanas antes de la votación para promover al candidato prorruso Calin Georgescu, y una de ellas gastó hasta 328 000 euros en anuncios, utilizando un lenguaje seleccionado para explotar el sistema de recomendaciones de TikTok. La manipulación fue tan flagrante que el Tribunal Constitucional de Rumanía anuló los resultados, alegando la «distorsión de la voluntad expresada por los votantes».

Esta táctica también se ha adaptado para aprovechar la creciente popularidad de las herramientas basadas en inteligencia artificial, en particular los chatbots con modelos de lenguaje grandes (LLM). Una operación a gran escala, denunciada por el organismo nacional de seguridad francés VIGINUM como «Portal Kombat», consiste en sitios web en varios países e idiomas que se hacen pasar por medios de comunicación, incluida la denominada red «Pravda» . Los sitios recopilan y vuelven a publicar material de los medios de comunicación estatales rusos y de canales de Telegram leales (en su mayoría), a menudo utilizando traducciones automáticas torpes para localizar la propaganda, al tiempo que promueven narrativas a favor de Rusia, en contra de Ucrania, de la UE o de la OTAN, y explotan las vulnerabilidades locales. La avalancha es asombrosa: algunos sitios publican nuevos artículos cada pocos segundos.
Aunque su audiencia inmediata sigue siendo mínima, su objetivo principal es el «LLM-grooming», es decir, inundar la web con contenido para introducir sus narrativas en los sistemas de inteligencia artificial y los motores de búsqueda. Las primeras pruebas procedentes de los países nórdicos muestran que algunos sistemas de inteligencia artificial han repetido ocasionalmente afirmaciones de los sitios web de Pravda, incluso cuando esas afirmaciones habían sido desmentidas en otros lugares.
Mientras tanto, a medida que los gobiernos endurecían las restricciones y expulsaban a los agentes de inteligencia bajo cobertura diplomática, el Kremlin recurría cada vez más a terceros que podían negar su participación—desde individuos oportunistas hasta redes de crimen organizado—para llevar a cabo operaciones de influencia. Un ejemplo llamativo se produjo en marzo de 2024, cuando los servicios de inteligencia descubrieron la red Voice of Europe, una operación de propaganda con sede en Praga supuestamente dirigida por Viktor Medvedchuk, aliado de Putin, que pagaba a políticos de seis países de la UE para que promovieran narrativas favorables al Kremlin antes de las elecciones al Parlamento Europeo.
La respuesta de Europa hasta la fecha
Algunos Estados actuaron antes que otros. Chequia, por ejemplo, creó su Centro para la Lucha contra el Terrorismo y las Amenazas Híbridas en 2017. Finlandia, por su parte, con su tradición de defensa total, nunca dejó de trabajar en el fortalecimiento de la resiliencia. Pero, aunque los esfuerzos de Rusia se reconocen como una importante amenaza para la seguridad, las capacidades para vigilar, analizar y responder a las amenazas varían mucho.
Bruselas ha prohibido los medios de comunicación estatales rusos, pero sus representantes siguen reciclando y compartiendo contenidos de los mismos. Letonia ha bloqueado más de 400 sitios web de propaganda rusa, pero la red Portal Kombat descubierta por VIGINUM sigue activa e incluso se ha expandido tras ser desenmascarada. Rumanía se sitúa sistemáticamente entre los países más favorables a la UE y la OTAN de Europa Central, pero Rusia se infiltró en sus elecciones presidenciales para impulsar a un candidato prorruso desconocido hasta la segunda vuelta.
La mayoría de las capacidades de monitoreo y análisis no han seguido el ritmo de la magnitud de las amenazas. En muchos países, las autoridades aún carecen de los marcos legales y los mecanismos de aplicación necesarios para contrarrestarlas de manera eficaz. Mientras tanto, la avalancha constante de narrativas que promueven los objetivos estratégicos de Rusia se está afianzando. Una encuesta sobre tendencias realizada por GLOBSEC en 2024 en nueve países de Europa Central y Oriental reveló que solo el 61 % de los encuestados identificaba a Rusia como la principal responsable de la guerra en Ucrania. Por el contrario, el 18 % culpó a Occidente por supuestamente provocar a Moscú, el 11 % culpó a la propia Ucrania y el 10 % restante no supo cómo responder. Estos resultados resumen el efecto de las narrativas impulsadas por el Kremlin, que siembran la desconfianza en los esfuerzos de la UE y la OTAN por salvaguardar su propia seguridad y estabilidad, además de socavar tanto el apoyo a Ucrania como el reconocimiento de su derecho a defenderse de la agresión.
⚡️EU chief Ursula von der Leyen: Putin is a predator using hybrid warfare, cyberattacks, and even migrants as weapons against Europe. pic.twitter.com/b6evcDKJDj
— UNITED24 Media (@United24media) August 29, 2025
Asegurando una respuesta efectuosa
Estos esfuerzos no cesarán mientras el régimen actual y su visión del mundo sigan dominando el Kremlin. La comunidad democrática debe adaptarse: modernizar las leyes electorales, agilizar los mecanismos de respuesta para que sean realmente disuasorios y considerar medidas ofensivas cuando sea necesario. Esto debe ir acompañado de importantes inversiones en conciencia situacional, basadas en los modelos de Suecia o Finlandia, donde Sputnik cerró (junto con Dinamarca y Noruega) apenas un año después de su lanzamiento en 2016.
La lucha contra la guerra de información debe considerarse un aspecto clave de la seguridad interna. La propaganda suele estar financiada por flujos financieros ilícitos, y las mismas redes que difunden contenidos manipulados suelen participar en otras actividades delictivas. Estas dinámicas están profundamente entrelazadas, lo que difumina aún más las líneas entre las amenazas internas y externas. Para contrarrestar eficazmente estas redes polivalentes, Europa debe ser capaz de cartografiar todo el espectro de actividades maliciosas en el marco de las amenazas híbridas y desarticularlas de forma coordinada.
Esto, a su vez, exige una mayor cooperación internacional y un intercambio sistemático de información entre aliados. Mecanismos como la Célula de Fusión Híbrida de la UE (un centro de intercambio de información sobre amenazas híbridas), el Sistema de Respuesta Rápida en virtud del Código de Conducta sobre Desinformación (una herramienta de alerta temprana de la UE contra la desinformación) o los grupos de trabajo nacionales sobre amenazas híbridas deben reforzarse y conectarse aún más, garantizando un intercambio de información más rápido, una atribución más coherente y una acción preventiva conjunta. Solo integrando los esfuerzos nacionales en un marco colectivo podrán las democracias hacer frente a la magnitud y la persistencia del desafío. Cuanto más se prolongue la inacción, más agresivas se volverán las operaciones adversarias y más difícil será revertir sus consecuencias.


-e27d4d52004c96227e0695fe084d81c6.jpg)


