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El “equipo de caballero” de la tortura: relatos de primera mano revelan el brutal sistema de abuso de prisioneros de guerra de Rusia
Asfixia con bolsas de plástico, fractura de dedos, descargas eléctricas en los genitales y automutilaciones forzadas de tatuajes proucranianos son solo una pequeña parte de lo que Rusia impone a los prisioneros de guerra ucranianos y a los civiles capturados. El Centro de Defensa de los Derechos Humanos Memorial publicó un informe que revela estas atrocidades sistemáticas.
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![Photo of Jamal Marcelin]( "Photo of Jamal Marcelin")
![Photo of Amira Barkhush]( "Photo of Amira Barkhush")
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Este artículo contiene descripciones gráficas de tortura, violencia sexual y otras formas de abuso sufridas por prisioneros de guerra ucranianos y detenidos civiles bajo custodia rusa. Se recomienda encarecidamente la discreción del lector.
Casi todos los ucranianos que regresaron del cautiverio ruso denuncian haber sufrido tortura, humillación y falta de atención médica en los centros de detención.
La misión de observación de la organización visitó Ucrania del 17 al 30 de enero de 2025 para recabar información sobre violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario, incluidos crímenes de guerra cometidos tras la invasión rusa a gran escala. La misión visitó Kyiv y las regiones de Kyiv, Kharkiv, Poltava, Mykolaiv, Kherson, Odesa y Cherníhiv.
Los activistas de derechos humanos realizaron 40 entrevistas con ucranianos directamente afectados por las acciones de funcionarios militares y gubernamentales rusos, incluyendo detenidos ilegalmente en los territorios temporalmente ocupados, prisioneros de guerra liberados, testigos y familiares de las víctimas.
Las autoridades rusas mantienen a los ucranianos en colonias y prisiones que han sido puestas a prueba durante décadas, según el informe. A continuación, se presentan algunos de los centros de detención, respaldados por comentarios de prisioneros de guerra ucranianos liberados.
Antigua colonia penal №120, Olenivka, región de Donetsk, Ucrania
Dos marines ucranianos de la 36.ª Brigada de Infantería de Marina, AA (sargento subalterno, capturado en abril de 2022) y BB (soldado contratado, capturado en Azovstal en mayo de 2022), compartieron su estancia en la Colonia Correccional n.º 120 de Olenivka, adonde las fuerzas rusas los trasladaron en autobús tras su captura.
La colonia, que había sido cerrada previamente, fue reabierta apresuradamente y con mala preparación: las ventanas carecían de cristales, los baños habían sido arrancados y no había agua ni calefacción. Al principio, los presos dormían en el suelo de hormigón. Aunque posteriormente se les entregaron colchones, seguía sin haber suficiente espacio, lo que obligaba a los hombres a dormir por turnos y a ocupar todas las zonas disponibles, incluidos los pasillos.
Al llegar, ambos soldados experimentaron el "corredor de honor", un castigo en el que el personal de la prisión rusa se alineaba y golpeaba a los prisioneros que corrían con cinturones, botas y palos de goma. Algunos caían inmediatamente, pero los golpes no se detenían. Luego, aquellos eran arrastrados hasta la pared y obligados a adoptar una posición de estrés ("estrella de mar", manos sobre la cabeza) mientras hombres enmascarados continuaban el ataque con palos.
Comida y agua
Las comidas se proporcionaban tres veces al día: por la mañana, los prisioneros de guerra recibían té o agua hirviendo y un trozo de pan; para el almuerzo, té y un cuarto de hogaza de pan y medio plato de cebada perlada o chucrut; para la cena, té y un trozo de pan. Los guardias rusos solo les daban de dos a tres minutos para comer. Llevarse la comida o incluso masticarla sobre la marcha estaba prohibido bajo amenaza de fuertes palizas o de ser obligados a cantar canciones rusas en cuclillas. Un testigo informó que 80 hombres comieron de un solo cuenco en un momento dado.
El mayor problema era la escasez de agua potable, que era traída por camiones de bomberos y olía a pantano.
Interrogatorio
Los investigadores estaban especialmente interesados en los soldados de Azov. Durante el interrogatorio, los prisioneros tenían que permanecer encorvados, sin poder mirar al interrogador. Si las respuestas no eran satisfactorias, los guardias rusos golpeaban a los prisioneros de guerra con las manos y los pies. Si había alguna justificación percibida para acusar al soldado ucraniano de "órdenes criminales", el abuso se intensificaba a palizas severas y rotura de dedos para exigir una confesión.
Centro de Detención Preventiva de Ryazhsk (SIZO-2), Ryazhsk, región de Ryazan
El traslado a las cárceles rusas estuvo marcado por una mayor crueldad: AA voló durante seis horas en el suelo de un avión, con las manos atadas y los ojos vendados, sentado entre las piernas del siguiente prisionero. Informó que los guardias rusos golpearon selectivamente a los prisioneros durante todo el vuelo a Ryazhsk, región de Ryazan, al sureste de Moscú.
En este centro, las celdas estaban diseñadas para entre 3 y 10 personas y los espacios para dormir eran adecuados; sin embargo, el agua caliente para las duchas semanales era escasa.
En cada piso hay una sala de interrogatorio donde se llevan a cabo interrogatorios con tortura. En estas salas tienen un 'equipo de caballero' sobre la mesa: tubos de PVC utilizados para golpear, dos tipos de pistolas eléctricas, una caja de agujas utilizadas para introducirlas bajo las uñas y bolsas que colocan sobre la cabeza del interrogado y lo asfixian.
Ex prisionero de guerra antiaéreo ucraniano
el centro de detención preventiva de Riazhsk
“Cerca, hay un contenedor con agua y hielo para reanimar a quienes se desmayan”, dijo AA. “A veces, sumergían la cabeza del interrogado en este mismo contenedor y lo ahogaban allí como forma de tortura”.
Investigadores rusos interrogaron a AA aproximadamente 35 veces durante dos meses y medio, con sesiones que duraban entre 30 minutos y una hora y media.
Fuera de la sala de interrogatorios, los prisioneros eran golpeados regularmente durante los pases de lista matutinos. Las Fuerzas Especiales Rusas y los oficiales del Servicio Penitenciario Federal a menudo golpeaban a los prisioneros por deporte, calificando la violencia como un castigo por “violar el régimen”. El 7 de febrero de 2023, AA fue transferido a la Colonia Correccional n.° 10 en la República de Mordovia, ubicada más al este.
Colonia correccional IK-10, aldea de Udarny, República de Mordovia
A su llegada, los prisioneros se sometían a un proceso de "aceptación" extremadamente duro: los guardias rusos obligaban a los prisioneros de guerra a desnudarse rápidamente, mientras los golpeaban brutalmente con tubos de plástico durante los 40 minutos que duraba la dura prueba. Muchos eran obligados a tumbarse en el suelo y recibían golpes en los talones, las nalgas y los genitales.
Durante la mayor parte del día, los prisioneros debían permanecer de pie sin moverse: no podían caminar, sentarse, hablar, inclinarse ni siquiera desplazar el peso. Esta prolongada permanencia de pie provocaba que muchos desarrollaran venas inflamadas en las piernas, y algunos incluso sufrieron gangrena. Las pausas para ir al baño y el acceso al agua potable se limitaban estrictamente a órdenes específicas.
Los guardias a veces soltaban perros contra los prisioneros durante las rondas matutinas: "Una mañana, salimos corriendo al pasillo", relató AA. Había una pastora alemana allí [...] me mordió dos veces: en las piernas y luego en los brazos. Pero resultó ser mucho más amable que las personas. Al principio, la pastora simplemente me mordió y me soltó, y la segunda vez, el adiestrador dio órdenes: agarrar, desgarrar, morder, y la pastora empezó a morderme muy fuerte.
A su compañero de celda un perro le arrancó un trozo de piel del codo, y la herida supuró durante mucho tiempo.
Los guardias de la colonia idearon torturas físicas para "entretenerse", sometiendo a los prisioneros de guerra a descargas eléctricas en todo el cuerpo, incluyendo los genitales y el ano. Ordenaban a los prisioneros realizar ejercicios extenuantes, como 700 sentadillas o sentadillas sincronizadas (100 veces, reiniciando si alguien fallaba). AA señaló: “Después de tres minutos de tales ejercicios, no podíamos sentir nuestras piernas”.
SIZO-2, Stary Oskol, región de Belgorod
Tras ser trasladado desde Olenivka, BB fue internado en el SIZO-2 de Stary Oskol, una ciudad a unos 150 kilómetros de la frontera con Ucrania. Estuvo recluido en una celda diseñada para ocho personas, pero con capacidad para diez, equipada con agua fría, un lavabo y una taza común.
BB recuerda que los presos eran golpeados de tres a cuatro veces al día por cualquier motivo, o sin motivo alguno. A un joven soldado que se quejaba de dolor de muelas le negaron la medicación. En cambio, un oficial de las fuerzas especiales rusas entró en la celda, lo golpeó con un palo y le preguntó burlonamente si aún le dolía la muela.
Las fuerzas especiales que custodiaban a los presos rotaban cada tres o cuatro semanas. BB notó una excepción: un grupo de caucásicos (probablemente daguestaníes) que los trataban mejor que a otros, bromeaban con ellos y rara vez recurrían a la violencia. El resto de los guardias eran consistentemente crueles.
SIZO-2, Taganrog, región de Rostov
Al llegar, los prisioneros, con los ojos vendados, fueron arrojados de los camiones y golpeados brutalmente. Este abuso se llevó a cabo en dos etapas: primero, cerca del transporte, y luego durante unos 90 minutos en una habitación separada similar a un garaje. Un prisionero señaló: "Me sentí genuinamente feliz cuando logré perder el conocimiento y tomar un descanso". Los guardias los reanimaron vertiéndoles amoníaco directamente de la botella en la nariz.
Los prisioneros eran obligados a aprender y cantar el himno ruso, canciones como “Katyusha” y “Smuglyanka”, y a memorizar el poema “Perdónanos, queridos rusos”. Cuando ocurrían errores durante la recitación, los guardias golpeaban a toda la celda.
La muerte de un ciudadano polaco
A mediados de 2022, los guardias del SIZO-2 golpeaban regularmente a un ciudadano polaco detenido, supuestamente porque se negaba a aprender ruso y debido al apoyo de Polonia a Ucrania. Un grupo de guardias rusos lo golpeó con tanta fuerza que sus piernas se pusieron moradas y comenzaron a fallar. Murió a causa de sus heridas a mediados de junio de 2022. Posteriormente, obligaron a sus compañeros de celda a firmar declaraciones negando cualquier abuso o conflicto.
Tras esta muerte, la frecuencia de las palizas físicas durante los controles disminuyó, pero los guardias intensificaron los ejercicios físicos obligatorios, con sentadillas a partir de 200 y flexiones a partir de 100.
SIZO-2, Galich, región de Kostroma
Los interrogatorios se realizaban diariamente de 8:00 a 23:00 (a veces continuaban durante la noche). Los guardias golpeaban a los prisioneros de guerra y les aplicaban descargas eléctricas. Los obligaban a destruir o eliminar tatuajes y símbolos proucranianos con un cuchillo o un alambre.
En Galich se denunciaron numerosos casos de violencia sexual, como la aplicación de descargas eléctricas en los genitales o el ano, golpes en la ingle y obligarlos a sentarse sobre una botella y realizar bailes lentos y striptease.
SIZO-3, Kizel, región de Perm
En septiembre de 2024, un número significativo de prisioneros de guerra y rehenes civiles ucranianos que aún no habían sido acusados formalmente fueron trasladados al SIZO-3 en Kizel. Tan solo el traslado de Rostov a Perm duró tres días. Al llegar a Kizel, el proceso de "aceptación" fue excepcionalmente brutal. Un preso relató:
"Me pusieron un saco en la cabeza y me golpearon con todas sus fuerzas. Tenía el brazo derecho roto desde el codo hasta la muñeca. Caí inconsciente al llegar a la celda".
Tras una paliza tan brutal durante el proceso de "aceptación", Yevhen Matvieiev, alcalde de Dniprorudne (región de Zaporizhzhia), murió en el SIZO-3. Su cuerpo fue trasladado a su familia en diciembre de 2024. Matvieiev fue detenido por las fuerzas rusas el 13 de marzo de 2022, en uno de los puestos de control rusos a la salida de la ciudad de Dniprorudne.
Informes de investigación (Slidstvo.Info) sugieren que la periodista ucraniana Viktoriia Roshchyna, desaparecida en territorio ocupado por Rusia en agosto de 2023, falleció el 19 de septiembre de 2024 en el SIZO-3 de Kizel. Había sido trasladada allí desde Taganrog a principios de ese mes.
Los testimonios de tortura mencionados forman parte de un patrón sistemático utilizado por el gobierno ruso para destruir física y psicológicamente a los detenidos. Estas acciones constituyen flagrantes violaciones del derecho internacional humanitario y de los Convenios de Ginebra.
Este informe, junto con miles de otras historias, constituye un llamamiento definitivo a la comunidad internacional para que rinda cuentas a los criminales rusos por sus abusos.
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