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Guerra en Ucrania

Rusia ha perdido un millón de soldados en la guerra. ¿Cuántos más arrojará a la picadora de carne?

Rusia ha perdido un millón de soldados en la guerra. ¿Cuántos más arrojará a la picadora de carne?

Cuando Rusia atacó Ucrania el 24 de febrero de 2022, pretendía poner fin a la guerra en sólo tres días, con un mínimo de bajas. En lugar de suministros, los soldados rusos empacaron uniformes de gala, esperando un desfile victorioso por la capital. Pero la guerra se ha convertido en la mayor catástrofe del gobierno de Putin y en uno de los fracasos militares más sangrientos de Rusia desde la Segunda Guerra Mundial.

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Las pérdidas militares rusas han superado el millón de soldados hasta el 12 de junio, según informó el Estado Mayor de Ucrania. Esta cifra incluye a los muertos y heridos graves, soldados que probablemente no volverán nunca al campo de batalla. En 40 meses de guerra, Rusia ha perdido un millón de hombres.

¿Es una cifra asombrosa? Rusia sufrió menos bajas durante los 10 años que duró la guerra de Afganistán, y aún menos en la Primera y Segunda Guerras de Chechenia juntas, que sumaron menos de una décima parte de las bajas actuales. Ningún conflicto desde la Segunda Guerra Mundial le ha costado a Rusia tantas vidas. Ni siquiera en la guerra de Yugoslavia, que duró una década, se produjeron tales pérdidas militares. Un millón de muertos o incapacitados, el equivalente a arrasar una gran ciudad.

Las cifras ponen de relieve lo que es ahora la mayor y más intensa ofensiva militar en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, una ofensiva que Ucrania ha logrado detener y contener por sí sola.

Año tras año, las pérdidas de Rusia no han hecho más que aumentar. El Kremlin sigue enviando reclutas sin formación a la batalla, desplegando asaltos de «oleada de carne», confiando casi exclusivamente en la infantería para avanzar.

La guerra de Rusia en Ucrania en cifras

Desglose de bajas en Rusia por año:

  • 2022: 106.720

  • 2023: 360.010

  • 2024: 790.800

  • 12 de junio de 2025: 1 millón en total

Para comprender la escala: En sólo los 10 primeros meses de la invasión de 2022, Rusia perdió más de 106.000 soldados. Solo durante el asalto a Avdiivka en 2024, más de 40.000 murieron o quedaron permanentemente incapacitados. Para tomar una sola ciudad, el Kremlin desplegó más de 120.000 soldados, y perdió uno de cada tres.

Según estas cifras, Rusia está perdiendo unos 40.000 soldados al mes. Si esta tendencia continúa, las pérdidas totales sólo en 2025 podrían superar las 400.000, más que el tamaño de cualquier ejército europeo.

Este desgaste implacable revela el desprecio del mando militar ruso por la vida humana. Aunque la línea del frente no se ha ampliado significativamente, las pérdidas anuales se han disparado. La razón es táctica: Los comandantes rusos dependen de las oleadas humanas para avanzar. A medida que los drones saturan el campo de batalla, los asaltos blindados han disminuido drásticamente. La punta de lanza de los ataques rusos son ahora pequeños grupos de infantería, encargados de correr hacia las posiciones ucranianas e intentar mantenerlas. Esto ha provocado un gran número de bajas, entre 1.000 y 2.000 soldados al día.

Las pérdidas de equipos son igualmente asombrosas. El Estado Mayor ucraniano estima que en junio de 2025 Rusia había perdido más de 100.000 unidades de material militar y de transporte:

  • Casi 11.000 tanques

  • Hasta 3.000 MLRS (Sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes)

  • Más de 20.000 vehículos blindados

  • Más de 50.000 camiones, camiones cisterna y otros vehículos

Las reservas soviéticas, antaño mitificadas y consideradas inagotables, la columna vertebral del «segundo ejército del mundo» ruso, se han evaporado en tres años. Reponer estas pérdidas llevará décadas: Rusia puede producir unos 200 tanques al año, más que la mayoría de las naciones, pero es insignificante comparado con la escala de su destrucción.

Rusia también perdió 410 aviones, incluida parte de su flota aérea estratégica, algunos de los cuales nunca podrán ser reemplazados. Elementos de la tríada nuclear rusa han quedado irremediablemente dañados. Ucrania ha logrado incluso destruir un submarino ruso y acabar esencialmente con la Flota del Mar Negro. El buque insignia de Rusia yace en el fondo del mar, y los buques restantes se han retirado a puertos lejanos, recelosos de los drones navales de Ucrania.

A pesar de estas enormes pérdidas, el Kremlin no muestra signos de dar marcha atrás. Cada mes, Rusia recluta entre 30.000 y 40.000 nuevos soldados atraídos con promesas de enormes pagas, a veces decenas de miles de dólares, o incluso la libertad de los prisioneros. Las regiones rusas se vacían de hombres pero se enriquecen con dinero: 2 millones de rublos por alistamiento, hasta 15 millones por los muertos en combate. Y las cifras de bajas lo confirman: mueren muchos.

Hace tiempo que esta guerra se ha globalizado. Irán ayuda a construir drones Shahed, armas mortíferas utilizadas para bombardear ciudades ucranianas. Corea del Norte suministra millones de proyectiles de artillería y cañones autopropulsados. Al parecer, sus fuerzas combaten ahora junto a los rusos en la región de Kursk. El Eje del Mal 2.0 está reforzando su cooperación.

Queda una pregunta retórica, pero escalofriante:

Si Putin está dispuesto a perder a un millón de personas sin pestañear, ¿hacia dónde dirigirá ahora su poder militar si Ucrania cae?

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