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Las sanciones de Trump afectan a más del 50% de las exportaciones de petróleo de Rusia, un golpe directo a las arcas del Kremlin

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El presidente estadounidense Donald Trump ha sancionado a Rosneft y Lukoil, las principales petroleras rusas, asestando lo que parece ser un duro golpe a sus operaciones globales. Si bien el Kremlin minimiza la medida, los primeros indicios apuntan a una realidad muy distinta.

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Trump tenía tres estrategias de sanciones para elegir—desde moderadas hasta severas—y optó por la intermedia, según informaron medios estadounidenses. Sin embargo, considerando los objetivos seleccionados, el impacto podría ser mucho mayor.

  • Rosneft es la mayor productora de petróleo de Rusia, responsable de hasta el 40% de la producción total del país, aproximadamente 5 millones de barriles diarios. Es también la mayor petrolera estatal.

  • Lukoil es el mayor productor de petróleo de propiedad privada en Rusia, con una producción diaria de aproximadamente 1,6 millones de barriles.

Juntas, estas dos compañías representan más de la mitad de las exportaciones de petróleo de Rusia. Las sanciones podrían reducir los ingresos petroleros rusos en 5.000 millones de dólares mensuales, según declaró el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy. Dado que el sector suele generar entre 15.000 y 20.000 millones de dólares al mes, la pérdida prevista es considerable.

Rusia está perdiendo compradores

Estas previsiones se confirmaron casi de inmediato: las empresas estatales chinas—PetroChina, Sinopec, CNOOC y Zhenhua Oil—suspendieron las compras marítimas de crudo ruso mientras evaluaban el impacto de las nuevas sanciones en sus operaciones. Actualmente, China importa hasta 1,5 millones de barriles diarios de petróleo ruso por vía marítima, además de otros 900.000 barriles por oleoducto. Si bien el flujo por oleoducto podría continuar sin verse afectado, los envíos marítimos podrían sufrir un impacto.

También hay indicios de que India y Turquía podrían reducir sus compras debido a las nuevas sanciones estadounidenses.

Otro desafío—más complejo—surge de las transacciones financieras. Las sanciones de Trump ahora prohíben a Rosneft y Lukoil utilizar el dólar estadounidense para sus pagos. Restricciones similares se aplicaron anteriormente a Gazprom Neft y Surgutneftegaz. Estas empresas lograron sortear las sanciones realizando transacciones con China en monedas nacionales y buscando alternativas para operar con India, a pesar de las dificultades relacionadas con las liquidaciones en rupias. Rosneft y Lukoil, por el contrario, habían dependido de transacciones en dólares y dirhams con la India; su futuro ahora es incierto.

Fuente: Getty Images.
Fuente: Getty Images.

En consecuencia, ambas compañías se enfrentan ahora a crecientes dificultades tanto en la captación de clientes como en la logística de pagos. Para conseguir nuevos compradores, probablemente ofrecerán descuentos mayores, de varios dólares por barril, y afrontarán mayores costes de envío. Incluso con precios mundiales del petróleo más altos, estas pérdidas no se compensarán: se prevé que ambas empresas reduzcan la producción y las ventas en varios cientos de miles de barriles diarios.

Un duro golpe para las empresas rusas

Las sanciones perjudican especialmente a Lukoil, que desde hace tiempo se ha esforzado por posicionarse como una empresa independiente alineada con los valores occidentales. Esto se refleja en su amplia presencia internacional, particularmente en Europa y otros continentes. Tras las sanciones, Lukoil ha comenzado a vender sus operaciones en el extranjero.

La presencia global de Lukoil incluye:

  • Exploración y producción de petróleo en 11 países de Asia y África

  • Refinerías en Rumania y Bulgaria

  • Una participación del 45% en una refinería holandesa

  • Una red de 5.300 gasolineras en 19 países

  • Instalaciones de producción en Austria, Rumania, Bielorrusia y Finlandia

  • Parques eólicos en Rumania

  • Parques solares en Austria, Bulgaria y Rumania

  • Una participación del 12,5% en el Consorcio del Oleoducto del Caspio, una ruta clave para la exportación.

La totalidad o parte de estos activos se están vendiendo a Gunvor, una empresa a menudo descrita como cercana al Kremlin debido a su fundador, Gennady Timchenko, amigo de larga data del líder ruso Vladimir Putin. Se encontró un comprador en tan solo una semana.

Lukoil había valorado previamente sus activos internacionales en 19.000 millones de euros (21.800 millones de dólares). Esa cifra ahora se considera irreal a la luz de las sanciones. El descuento podría alcanzar entre el 50% y el 70%, lo que significa que el precio de venta podría caer a unos 5.000 millones de euros (5.800 millones de dólares). Si bien esto aún proporcionaría a Lukoil fondos para reinvertir en proyectos nacionales, perdería el 5% de su producción, el 25% de su capacidad de refinación y aproximadamente la mitad de su red minorista global. Las acciones de la compañía ya han caído alrededor de un 15%.

Las autoridades alemanas también están considerando la nacionalización de la filial local de Rosneft, Rosneft Deutschland. Bajo administración gubernamental provisional desde 2022, la compañía podría ser nacionalizada próximamente y posteriormente vendida a un comprador independiente, ajeno al Kremlin. Rosneft Deutschland gestiona alrededor del 12% del refinado de petróleo de Alemania.

Por qué importan las sanciones contra Rusia

Apenas una semana después de la entrada en vigor de las sanciones, sus efectos sobre las petroleras rusas son más que evidentes: pérdida de acceso al mercado, venta forzosa de activos y disminución de la producción y los ingresos.

Cada nueva sanción reduce los ingresos de Rusia y, con ello, su capacidad para financiar la guerra. Más del 40 % del presupuesto ruso proviene de los ingresos del petróleo y el gas. El petróleo es también la principal fuente de financiación del Fondo Nacional de Bienestar. Una disminución de los ingresos de este sector limita directamente la capacidad del Kremlin para gastar en misiles y drones utilizados para asesinar a civiles ucranianos.

La presión económica es crucial en el contexto actual y sigue siendo una de las herramientas más eficaces para contener la maquinaria bélica de Moscú.

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