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Cómo podría ser el fin de la guerra de Rusia en Ucrania: seis escenarios

Un posible acuerdo de paz en Ucrania debe incluir un debate serio sobre sus términos y consecuencias. Ucrania y toda Europa se enfrentan actualmente a diversos escenarios, tanto positivos como negativos. La cooperación de los aliados occidentales es fundamental para garantizar el mejor resultado posible.
La intensificación de las negociaciones de paz, si bien aún están lejos de concluir, ha puesto de relieve la importancia de comprender los escenarios para el fin de la guerra en Ucrania, así como el formato de una paz de posguerra. El debate actual sobre este tema es claramente insuficiente, no solo en Ucrania, sino también en el ámbito internacional. Los términos «victoria» y «derrota» están ausentes tanto del discurso nacional como internacional. Al mismo tiempo, es evidente que el fin de la guerra no implica una simple decisión (victoria o derrota), sino un amplio abanico de opciones. Entre los dos extremos improbables se encuentran diversos escenarios intermedios, entre los que hay resultados bastante probables. Por consiguiente, debemos comprender sus ventajas, desventajas y límites de aceptabilidad.
Del mismo modo, una tregua temporal podría darse en diferentes escenarios. Hemos abordado este problema con una herramienta clave de investigación prospectiva denominada «prospectiva», que incluye debates con expertos, estudios de tendencias, elaboración de mapas de escenarios, modelización matemática y otros enfoques. Este documento contiene un breve resumen de la prospectiva realizada este verano.

Doce años de resistencia: cómo hemos llegado aquí
Ucrania atraviesa actualmente su duodécimo año de guerra (la agresión comenzó en 2014 con el intento de anexión de Crimea), incluyendo el cuarto año de guerra a gran escala. La razón fundamental de la guerra reside en la naturaleza imperial del Estado ruso: el colapso de la URSS propició la libertad e independencia de catorce antiguas colonias, entre las cuales Ucrania es la más grande e importante en términos de antigüedad estatal y cultura. Por ello, sin Ucrania, el imperio no puede recuperar su antiguo estatus ni sus pretensiones de patrimonio histórico.

Tras acumular nuevos recursos, Rusia intenta reintegrar la antigua colonia a su imperio, declarando a su pueblo inexistente y su territorio simplemente una extensión más de Rusia. Así, el objetivo estratégico de Rusia es la eliminación de la estatalidad y la identidad ucranianas. En consecuencia, el objetivo estratégico de Ucrania es preservar su estatalidad e identidad. Esta guerra no se centra en territorios ni recursos, ya que Rusia posee vastos territorios propios, descuidados y subdesarrollados. El objetivo de la agresión es la identidad de la población ucraniana, que se destruye mediante la destrucción de bienes culturales e incluso el secuestro masivo de niños, lo que implica un cambio forzado de su identidad. Cabe destacar que este último punto constituye un genocidio.
El fracaso de la estrategia rusa de una ofensiva rápida en 2022 condujo a la transición del agresor a una guerra de desgaste. Esta se basaba en la idea de que, tarde o temprano, los aliados occidentales abandonarían Ucrania, obligando a Kyiv a capitular por falta de recursos. Ninguna de las partes tiene ventaja estratégica: el frente terrestre avanza lentamente y, durante el último año y medio, Rusia solo ha logrado capturar menos del 1% del territorio ucraniano, sufriendo enormes pérdidas.
De hecho, Moscú no ha conseguido ninguno de sus objetivos estratégicos en más de tres años de guerra a gran escala: no ha capturado ningún centro regional (a excepción de Kherson, liberada por Ucrania ese mismo año); no ha garantizado la logística sostenible para Crimea; no ha destruido el sector energético ucraniano; no ha colapsado la economía ucraniana; no ha asegurado (sino que, de hecho, ha perdido) la hegemonía aérea ni marítima; y no ha dividido a la sociedad ucraniana ni la ha forzado a rendirse. Mientras tanto, la OTAN se expandió y se acercó a las fronteras rusas. De hecho, hoy el Kremlin está más lejos de sus objetivos estratégicos que hace tres años. Al mismo tiempo, Ucrania ha desplazado de facto a la flota rusa del Mar Negro y está infligiendo graves daños a la infraestructura militar, la logística, las refinerías de petróleo y la producción militar rusas utilizando armamento de reciente diseño.
La población civil sufre ataques diarios por parte de Rusia, cuya estrategia consiste en ejercer una presión extrema sobre la sociedad para forzar su rendición. Alrededor de 4,5 millones de personas son desplazadas internamente, mientras que 5,5 millones se encuentran en el extranjero.
Al mismo tiempo, observamos que no existe una solución mágica. El acuerdo de paz propuesto por Estados Unidos ha sido rechazado repetidamente por Rusia, que ha insistido en la necesidad de «eliminar la raíz del conflicto». A ojos de Moscú, esta raíz se traduce en la existencia de un Estado ucraniano independiente. También se aprecia la reticencia de Estados Unidos a respetar el derecho internacional, así como la consolidación sin precedentes de Europa.
Cabe destacar que las rápidas innovaciones han transformado radicalmente el campo de batalla, convirtiendo los vehículos blindados, las armas de alta precisión, el dominio aéreo de la aviación tripulada, los grandes buques de guerra y la preparación encubierta de operaciones en conceptos estratégicos obsoletos. En tan solo tres años, casi toda la experiencia militar del siglo XX ha quedado obsoleta. Ucrania, como sociedad democrática horizontal, puede alcanzar un ritmo de innovación más elevado y beneficiarse de la colaboración con los países occidentales, mientras que Rusia, como autocracia vertical, puede garantizar una mayor facilidad de expansión. No está claro quién ganará esta carrera.

Espacio para escenarios diferentes
La herramienta de previsión parte de la base de que, para crear un espacio de escenarios, es necesario analizar minuciosamente las tendencias de diferentes segmentos. A partir de ahí, se seleccionan dos o tres de los factores variables más importantes, los denominados «segmentos clave», que delimitan el espacio de escenarios. A continuación se describen dos segmentos clave identificados mediante la previsión. Uno de ellos tiene dos opciones, mientras que el otro tiene tres. Esto da lugar a un espacio compuesto, en última instancia, por seis escenarios cuando se presenta en un gráfico. Es importante que uno de los tramos clave se refiera al entorno global, mientras que el segundo refleje las opciones más importantes para el desarrollo nacional. Así, los escenarios se forman en la intersección de las circunstancias globales y locales o «bifurcaciones». Estas reflejan, por un lado, el locus de control interno y, por otro, los cambios radicales en el entorno global.
Los tramos clave del espacio de escenarios son:
El imperio de la ley o el imperio de la fuerza en la política mundial: esto implica la cuestión de si la política mundial se basa en alianzas, principios y normas, con el mundo democrático actuando de manera conjunta y apoyando las instituciones y el derecho internacionales. En ausencia de esta fuerza, la política mundial puede estar dominada por el derecho de las grandes potencias a reclamar «zonas de intereses exclusivos» y limitar la soberanía de los Estados más pequeños. Esto equivale esencialmente a su derecho a llevar a cabo políticas internas y externas independientes, mientras que las instituciones mundiales son débiles y los grandes actores actúan de forma pragmática y concluyen alianzas circunstanciales. En realidad, ambas opciones están presentes en los asuntos internacionales, pero es importante determinar cuál de ellas predomina.
Otras tendencias globales importantes son consecuencia de este periodo clave, como la escalada o la distensión de los conflictos a escala mundial; la presencia o ausencia de alianzas de seguridad y nuevas instituciones internacionales para disuadir las amenazas; la liberalización o la reimperialización; las guerras comerciales globales; y la apertura de nuevos escenarios bélicos.

Soberanía de Ucrania: irrestricta/limitada por la fuerza/perdida — Este tema se refiere a la existencia, o la ausencia parcial o total, de la capacidad de llevar a cabo políticas internas y externas independientes orientadas a la implementación de los intereses nacionales y los derechos de los ciudadanos. En realidad, no existe la soberanía ilimitada, por lo que la soberanía irrestricta aquí significa la ausencia de restricciones coercitivas externas.
De esto dependen otras tendencias locales importantes en Ucrania, como la emigración y la inmigración de ucranianos, la polarización o consolidación de la sociedad, y la orientación democrática o autoritaria del desarrollo político.
Así pues, el panorama de escenarios se presenta en la siguiente tabla. Esta tabla incluye indicadores del nivel de conveniencia, el nivel de probabilidad y el nivel de sostenibilidad (largo plazo, mediano plazo, inestable; es decir, la duración de cada escenario). También muestra claramente cómo se produce la transición entre los distintos escenarios.

Escenario de “Victoria y paz sostenible”
Estado de derecho global, soberanía irrestricta de Ucrania. El escenario más deseable, aunque improbable, a largo plazo.
Este escenario describe el futuro deseado por los ucranianos: el agresor castigado, la normalidad restablecida en Ucrania y la continuación de los procesos de integración europea y recuperación económica. Esto es posible si Occidente consolida su liderazgo político y el nivel de apoyo que China brinda actualmente a la Federación Rusa no aumenta. En este caso, el principal objetivo estratégico ruso fracasa y su comportamiento imperialista es condenado. Las sanciones occidentales contra Moscú imposibilitan la continuación de la guerra y se inician profundas transformaciones políticas en Rusia. Las garantías de seguridad y la fortaleza de las fuerzas armadas ucranianas aseguran que la guerra no pueda reanudarse. Kyiv también desempeñaría un papel importante en la seguridad europea.
En este escenario, los territorios ucranianos serían liberados y comenzarían a recuperarse gradualmente bajo un régimen jurídico transitorio. Sus poblaciones nativas empezarían a regresar. Crimea también sería liberada y los tártaros de Crimea obtendrían autonomía nacional-territorial. Además, se restablecería la navegación sin restricciones en el Mar Negro. El PIB real crecería a un ritmo del 5% al 7% anual, con más de 10.000 millones de dólares anuales en inversión extranjera directa. Los principales motores del desarrollo serían la tecnología, la industria de defensa, las energías renovables, las tecnologías de la información y la digitalización de las industrias tradicionales, las exportaciones agroalimentarias y el sector de la hostelería. La integración europea facilitaría el acceso a los mercados de la UE, reduciría las barreras no arancelarias y apoyaría a las pequeñas y medianas empresas.
Entre 1,5 y 2 millones de ucranianos regresarían del extranjero, con un crecimiento demográfico impulsado por una mayor tasa de natalidad y un saldo migratorio positivo. El optimismo, la iniciativa y la automotivación serían requisitos indispensables para el crecimiento económico. La cohesión social también sería alta, con el regreso de los veteranos a casa y su integración en una nueva vida pacífica.

Escenario “Acuerdo podrido”
Estado de derecho global, soberanía de Ucrania limitada por la fuerza. Escenario más probable a medio plazo.
Este escenario describe un futuro en el que las concesiones parciales al agresor aumentan la probabilidad de que el mundo se deslice hacia una guerra global. Sin embargo, Ucrania conservaría su capacidad de acción y de prevenir futuras agresiones. Finlandia tras la Guerra de Invierno de 1939-1940 puede servir como un ejemplo bastante aproximado de este posible desenlace.
El «acuerdo corrupto» se refiere a un pacto estratégico que permite el mantenimiento de la condición de Estado de Ucrania, pero con limitaciones a su soberanía desde el exterior. Este «acuerdo» podría adoptar diversas formas, cada una con consecuencias diferentes.
1. “Acuerdo podrido” severo: una capitulación impuesta
Un tratado de paz formal, impulsado por Estados Unidos, reconocería la línea de batalla como una nueva frontera estatal y aceptaría las exigencias rusas de la retirada de la OTAN, así como el regreso a Ucrania de las organizaciones y medios de comunicación políticos, culturales y religiosos rusos.
Este desenlace sería considerado una traición por la sociedad civil, las fuerzas armadas, los veteranos y las fuerzas patrióticas. Podría desencadenar protestas antigubernamentales, así como peticiones de destitución o elecciones anticipadas. También es probable el surgimiento de una oposición impulsada por un sentimiento nacional-populista o militarista, en contra de los deseos de los moderados prooccidentales. La adhesión a la UE quedaría congelada a largo plazo y se observaría una erosión de la confianza pública en Occidente y las instituciones internacionales. El impacto internacional podría manifestarse en el colapso de la credibilidad de la UE y la OTAN en Europa del Este, mientras que Rusia se envalentonaría de cara a futuras agresiones en la región.
2. Acuerdo podrido “suave”: un conflicto congelado
Un alto el fuego podría congelar las hostilidades, manteniendo la línea de control de facto sin reconocimiento formal. Ucrania se comprometería a no intentar recuperar militarmente sus territorios, pero no cedería su soberanía (sin restricciones a las fuerzas armadas estatales ni el regreso de organizaciones rusas a Ucrania), mientras que los actores occidentales centrarían su atención en otros asuntos.
Se instauraría una tensa estabilidad política bajo lemas como «paciencia estratégica» o «pausa para el rearme». Aun así, persistiría un profundo resentimiento, especialmente entre los refugiados, los veteranos y quienes viven en la línea del frente. El cansancio ante las reformas y el euroescepticismo crecerían paulatinamente en estas circunstancias. Sin embargo, la financiación externa para reanudar la reconstrucción en las zonas no ocupadas sigue siendo una oportunidad.

3. Acuerdo podrido “moderado”: una paz descentralizada
Esto implicaría un plan de integración gradual para los territorios temporalmente ocupados del este y sur de Ucrania (excepto Crimea), junto con garantías de seguridad y supervisión internacional. Crimea quedaría temporalmente sin resolver. No habría una ruta clara hacia la OTAN, pero sí un fortalecimiento de los lazos bilaterales.
Una continuidad frágil pero funcional sería la característica predominante de este resultado. La mayor parte de la sociedad aceptaría un acuerdo si incluyera planes creíbles de recuperación económica, reconstrucción y reintegración social. Los veteranos y las personas desplazadas internamente se sentirían parcialmente satisfechos si se establecieran mecanismos de justicia transicional en este escenario. Existe el riesgo de represalias por parte de la derecha, pero esto podría mitigarse mediante la solidaridad social y mecanismos de transparencia. Los procesos de integración e inversión europea seguirían en marcha.
La siguiente descripción se aplica principalmente a la variante más moderada, pero, con ciertas reservas, en última instancia describe todas las variantes de este escenario.
La presión de los socios internacionales (principalmente Estados Unidos) podría obligar a Ucrania a reconocer parcialmente las demandas de Rusia, ya que su propia falta de capacidades no le deja margen de resistencia. Moscú obtendría ventajas limitadas, forzando un reconocimiento parcial de la ocupación e imponiendo ciertas limitaciones al derecho de Ucrania a definir su política interna y exterior. El impulso tecnológico de Kyiv se vería afectado por el estancamiento de las reformas y la reducción de la financiación. El nuevo orden internacional podría marginar las disposiciones del derecho internacional sobre la no injerencia en asuntos internos y la realización de guerras de agresión. De este modo, reconocería el derecho de los más fuertes a la agresión. La integración europea de Ucrania se ralentizaría, mientras que el euroescepticismo se extendería en la sociedad. Como resultado, Ucrania seguiría siendo una democracia débil y excesivamente centralizada bajo influencia externa. La línea de demarcación se definiría mediante compromisos y la ocupación continuaría. Por lo tanto, la población de los territorios ocupados perdería la esperanza. Crimea permanecería bajo ocupación, mientras que su población estaría completamente integrada en el Estado ruso. La navegación en el Mar Negro continuaría, pero estaría amenazada.

El PIB real crecería entre un 1% y un 3% anual, principalmente debido a las exportaciones de materias primas y a las industrias de baja tecnología, mientras que las inversiones serían mayoritariamente a corto plazo y cautelosas. El gasto desproporcionadamente alto en defensa (debido a la amenaza de reanudar la guerra) y en protección social (debido al populismo político) mermaría el crecimiento del PIB. La estabilidad financiera sería frágil, mientras que la economía sumergida crecería significativamente. La capacidad de innovación se vería mermada en estas circunstancias.
La despoblación continuaría (con una disminución de 0,5 millones de personas al año). La tasa de natalidad disminuiría posteriormente a medida que aumentara la incertidumbre y los jóvenes pospusieran o decidieran no tener hijos. La fe en un futuro mejor se mantendría parcialmente, pero la ansiedad y la depresión pública seguirían siendo elevadas. Los veteranos, desorientados, regresarían a un sistema mal adaptado y, finalmente, se irían a vivir con sus familias al extranjero. El resentimiento se transformaría en un antiamericanismo generalizado y en la propagación de sentimientos antioccidentales, que Rusia y China podrían utilizar (provocar y financiar). Probablemente se produciría una propagación de divisiones lingüísticas, religiosas, culturales y sociales instrumentalizadas por Rusia.
Escenario de “repetición de 1917-1921”
Estado de derecho global, pérdida de soberanía de Ucrania. Un escenario improbable a largo plazo.
Este escenario describe la situación indeseable para la mayoría de los ucranianos, en la que el país se sacrifica para restaurar el orden mundial, tal como existía entre 1917 y 1921. En realidad, sin embargo, esto se convierte en un paso más hacia el estallido de una guerra mundial, a medida que el imperio se fortalece y gana impunidad. La presión de los aliados internacionales y la falta de asistencia internacional llevarían al reconocimiento de las demandas de Rusia. La derrota militar y política de Ucrania sería reconocida por los aliados internacionales como una forma aceptable de terminar la guerra. Se establecería un gobierno títere controlado desde Moscú, y los activistas ucranianos serían reprimidos. Se iniciaría una rusificación total del país. Los ucranianos serían movilizados por la fuerza al ejército ruso para nuevas conquistas. También habría un gobierno en el exilio, así como guerrillas y movimientos clandestinos. Las protestas ucranianas desestabilizarían a los países europeos, y la amenaza del terrorismo ucraniano como represalia por la traición es posible. Crimea finalmente pasaría a formar parte del Imperio ruso, y la navegación en el Mar Negro quedaría bajo control ruso.

El PIB caería entre un 40 % y un 50 % durante los dos primeros años. Se produciría una devaluación significativa de la grivna, acompañada de hiperinflación y el colapso del sistema financiero y bancario. Las fábricas se desmantelarían, los recursos se exportarían y la infraestructura entraría en declive. Las élites rusas absorberían posteriormente los activos más valiosos. El comercio informal y el trueque se convertirían en la norma en el país.
Entre 5 y 7 millones de ucranianos emigrarían en un plazo de tres años. Las tierras abandonadas se despoblarían y se repoblarían mediante el reasentamiento masivo desde Rusia. La tasa de natalidad caería catastróficamente debido a la pérdida de perspectivas y al temor por el futuro.
Escenario en que “las abejas derrotan al oso”
Estado de derecho global por la fuerza, soberanía irrestricta de Ucrania. Segundo escenario más deseable, de probabilidad media, inestable.
Este escenario describe el desarrollo de los acontecimientos en los que las amenazas globales aumentan, pero Ucrania logra capitalizar sus propias capacidades (incluido el potencial innovador de una sociedad democrática) y sus alianzas europeas («coalición de los dispuestos»), junto con las debilidades de Rusia (principalmente en el ámbito económico y la naturaleza imperial del Estado). Israel puede servir como un análogo bastante aproximado en este sentido.
En un mundo sin reglas, la amenaza directa de Rusia obligaría a Europa a consolidarse. Kyiv se convertiría en un actor de vital importancia dentro del marco de seguridad europeo. La brecha entre Estados Unidos y la UE se ampliaría como resultado de estos acontecimientos. Los territorios ocupados se convertirían en una «zona gris» temporal, con algunas partes liberadas por medios militares o debido a la retirada de Rusia. En consecuencia, se impondría un régimen jurídico transitorio en estas circunstancias. Se restablecería el transporte marítimo en el Mar Negro, pero seguiría enfrentando amenazas.
El PIB crecería de forma inestable, con un promedio del 5%, pero con una amplia variación y picos de hasta el 10%. Las inversiones, de entre 3.000 y 5.000 millones de dólares anuales, se destinarían principalmente a infraestructura, la industria de defensa y las empresas de capital riesgo, donde algunos nichos de alta tecnología constituyen la base del crecimiento. Hasta el 10% del PIB provendría de las exportaciones de defensa y tecnología.
En Ucrania son posibles tanto desarrollos democráticos como autocráticos. El populismo militar crecería, mientras que la tensión social y la polarización serían posibles. Los jóvenes son móviles: algunos trabajan en la UE y otros regresan. La tasa de natalidad se estabilizaría y se vería parcialmente compensada por la inmigración. La movilidad migratoria reduciría las tasas de natalidad en las ciudades. La población volvería a un estilo de vida tradicional en el que varias generaciones conviven y se ayudan mutuamente: los hijos mantienen a sus padres ante la falta de pensiones, mientras que los abuelos cuidan de sus nietos durante la jornada laboral.
Escenario “equilibrio inestable”
Dominio global de la fuerza, soberanía de Ucrania limitada por la fuerza. Escenario inestable, de probabilidad media.
Este escenario describe una situación inestable que podría cambiar en una u otra dirección, dependiendo del desarrollo de los acontecimientos mundiales. Un análogo aproximado sería el estado cosaco ucraniano de principios de la Edad Moderna. Esto es posible si Ucrania se viera obligada a reconocer las exigencias de Rusia, incluyendo el abandono de los territorios ocupados, la adhesión a la OTAN, etc. También se impondrían límites a la ayuda militar y exterior, y las organizaciones rusas regresarían al ámbito político, cultural, religioso y mediático.
Al mismo tiempo, Ucrania lograría mantener una soberanía limitada. Probablemente se instauraría un régimen autoritario en forma de junta militar ucraniana, lo que alimentaría el resentimiento nacional. Los socios internacionales desviarían su atención de la ayuda a Ucrania hacia otros problemas (de hecho, solo quedaría la ayuda humanitaria). En general, se observaría la expansión del autoritarismo en el mundo y las crecientes amenazas a las democracias, junto con un desprecio generalizado por las libertades individuales. La línea de demarcación se determinaría como la línea de batalla de facto. Mientras los territorios ocupados permanecen destruidos, Crimea, totalmente militarizada, funciona como el «portaaviones insumergible» de Rusia. El transporte marítimo del Mar Negro está de facto bajo el control de la Federación Rusa.

La economía se desintegraría y estancaría cuanto más lejos estuviera el centro político de Kyiv. La corrupción sería profunda, pues no habría inversión. La infraestructura no se repararía y perdería su capacidad.
En este escenario, los ciudadanos más activos, incluyendo empresarios, veteranos, intelectuales y activistas cívicos, comenzarían a emigrar. La despoblación continuaría. Los jóvenes no se decidirían a formar familias, posponiendo los nacimientos por miedo e incertidumbre. La nación envejecería rápidamente: para 2030, el porcentaje de personas mayores de 65 años superaría el 35 %.
Escenario de “expansión del terror”
Dominio global de la fuerza, pérdida de soberanía de Ucrania. El peor escenario, improbable y a largo plazo.
Este escenario describe un futuro en el que Ucrania habría sido derrotada. Sin embargo, aún existe la esperanza de una recuperación. Un ejemplo similar serían los países bálticos tras la Segunda Guerra Mundial. Ucrania sería completamente absorbida por el Imperio ruso, pero esto no sería reconocido por la comunidad internacional. La ocupación total de Ucrania implicaría la llegada de la política totalitaria rusa, la colonización, la asimilación, la rusificación, la militarización, la represión y la vigilancia. El gobierno ucraniano trabajaría en el exilio, mientras que los movimientos guerrilleros continuarían la lucha y la cultura nacional se preservaría en la diáspora. Los ucranianos, en masa, servirían en compañías militares privadas alrededor del mundo.
Ucrania se convertiría en un “agujero negro económico”: la economía, como sistema nacional, dejaría de existir. Entre el 80 % y el 90 % del PIB se concentraría en la economía sumergida o en círculos militares y criminales.
La despoblación total implicaría una catástrofe demográfica: entre diez y quince millones de personas menos en una década. La tasa de natalidad disminuiría drásticamente, ya que dar a luz sería peligroso, además de moral y materialmente injustificado. Los procesos sociales se caracterizarían por la criminalización, la atomización, la emigración interna, las denuncias, la desconfianza y los conflictos.
Qué deberían hacer los aliados de Ucrania para garantizar escenarios positivos
Ofrecer garantías de seguridad a largo plazo: compromisos jurídicamente vinculantes para la defensa y la disuasión de Ucrania, independientemente de los ciclos políticos en los países socios.
Garantizar la financiación sostenible de la defensa y la reconstrucción: pasar de la asistencia puntual a programas de apoyo plurianuales.
Reforzar la cooperación tecnológica: programas conjuntos en la industria de la defensa, la ciberdefensa, el uso de la inteligencia artificial, la defensa aérea, etc.
Incrementar la presión de las sanciones sobre la Federación Rusa hasta la plena restauración de la integridad territorial de Ucrania y el logro de una paz sostenible y aceptable.
Contrarrestar la propaganda rusa y china en las instituciones y medios de comunicación globales. Promover la difusión del discurso anticolonial ucraniano en Asia, África y América Latina.
Este texto se basa en un artículo publicado originalmente en New Eastern Europe.
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